Esperanza Aguirre, tras un acto en Madrid el pasado 4 de marzo
Esperanza Aguirre, tras un acto en Madrid el pasado 4 de marzo - efe
candidatos del Pp en Madrid

Esperanza Aguirre, la lideresa cabalga de nuevo

La veterana dirigente competirá de nuevo en una campaña electoral. Pese a los escándalos, Rajoy recurre a ella para devolver la ilusión a los votantes del PP en la capital

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La lideresa cabalga de nuevo. Después de mucha controversia y suspense, Esperanza Aguirre se sale con la suya y será finalmente la candidata del Partido Popular a la Alcaldía de Madrid en las próximas elecciones municipales. Aguirre vuelve así a la primera línea de la batalla política, de la que se apartó con su dimisión como presidenta autonómica en septiembre de 2012.

Pero, pese a su teórico retiro, Aguirre no ha dejado en estos dos años de estar en todas las salsas. Los escándalos investigados por la Justicia que han salpicado al PP de Madrid, de la que ha sido cabeza visible desde hace años, y su sonoro incidente de tráfico, con huida de los agentes incluida, parecían haber erosionado su figura y le dieron todavía más munición a su legión de detractores.

Además, el que fue uno de sus hombres de confianza como consejero del Ejecutivo regional, Francisco Granados, se ha convertido en uno de los presos más famosos y su rostro mal afeitado antes de entrar en prisión en uno de los símbolos de la España negra de la corrupción. Pero Aguirre, parece, lo resiste todo. El recorrido judicial de su rifirrafe con los agentes de Movilidad se acerca a su final sin que se atisben consecuencias graves y el tirón electoral de la candidata sigue siendo un argumento suficiente como para que Mariano Rajoy, con el que ha mantenido abiertas batallas en el pasado, haya terminado convirtiéndola, una vez más, en la apuesta estrella del PP.

La designación de Aguirre es la cara de la moneda. La cruz es Ignacio González, su sucesor en la Puerta del Sol. Golpeado también por los escándalos y, no en menor medida, por las ganas que hay en Génova de regenerar la marca madrileña del partido de la gaviota, González se queda sin la oportunidad de renovar gracias a la confianza de los votantes el cargo que heredó de Aguirre. Elegida de nuevo la una, y defenestrado el otro, el presidente Rajoy lanza un mensaje de autoridad a nivel interno y un guiño casi salomónico a unos votantes, los que tradicionalmente han apoyado al PP en Madrid que se estaban quedando sin referentes.

Un animal político indestructible

Madrileña de 63 años, Aguirre vuelve con este, el enésimo desafío de su carrera política, a la institución en la que se inició el Ayuntamiento de Madrid. Corría la lejana década de 1980 cuando una anónima pero ambiciosa funcionaria del Cuerpo de Técnicos de Información y Turismo del Estado empezaba a ejercer como concejala.

A partir de ahí empezó una trayectoria tan metéorica como estruendosa que la llevó al Ministerio de Educación en el Gobierno de José María Aznar y a convertirse en la primera mujer en presidir el Senado. En el año 2003, Aguirre asume el reto de defender el cartel del Partido Popular en las elecciones autonómicas. Superó el examen con matrícula y cosechó la primera de sus tres mayorías absolutas en las autonómicas. La segunda fue la que siguió a la defección de dos diputados socialistas que impidió a la izquierda formar gobierno.

Considerada como «verso suelto» en el partido por su franqueza, en ocasiones ofensiva para sus compañeros, a la hora de defender sus posturas liberales a ultranza, Aguirre se ha convertido en un símbolo de firmeza y honestidad para sus simpatizantes y de cinismo e hipocresía para sus detractores. Los comicios del 24 de mayo determinarán qué grupo es el más numeroso, pero lo que está claro es que la suya es un figura que no deja indiferente a nadie. Con su designación, hay un primer derrotado en las encuestas: la abstención.

A la ahora candidata de Rajoy se la ha descrito en términos aristotélicos, como un animal político, y, desde luego, ha mostrado un indestructible instinto de supervivencia que trasciende la esfera de su vida pública. En 2005 se estrelló en el helicóptero en el que acababa de despegar con Mariano Rajoy como acompañante. Él se rompió un dedo y abandonó el aparato con la palidez propia de tamaño percance, mientras, ella lucía sonriente y bromeaba con los fotógrafos nada más comprobar que lo tenía todo en su sitio. En 2008 sobrevivió a un atentado en Bombay que se cobró más de cien vidas y tuvo que escabullirse, cual John McClane en la «Jungla de cristal», del hotel que la alojaba y que los terroristas habían hecho suyo. Su rueda de prensa en calcetines en el edificio de la Puerta del Sol, recién aterrizada en Madrid, es todavía recordada. En 2011 se enfrentó con un cáncer de mama que tampoco pudo con ella. Ahora, vuelve a la acción, su pasión de siempre.

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