Pleno del Congreso de los Diputados
Pleno del Congreso de los Diputados - EFE

Las claves del Debate sobre el estado de la Nación

El bipartidismo pierde fuerza en un Congreso más dividido y con los partidos bisagra a la espera de posibles pactoss

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Rajoy «venderá» más empleo

Mariano Rajoy ha dejado su agenda «vacía» este fin de semana y el lunes para volcarse, con su equipo monclovita más cercano, en la preparación del Debate sobre el estado de la Nación. Una cita que le permitirá hacer balance, desde el riesgo de rescate en 2012 hasta la recuperación en 2014, pero también anunciará nuevas medidas para esta recta final de la legislatura. Pondrá énfasis en la creación de empleo y en esos 600.000 nuevos puestos de trabajo que espera para este año, y también en las ayudas sociales, sobre todo las dirigidas a las familias.

Rajoy exhibirá optimismo ante la recuperación de España, a la cabeza de la zona euro en 2015, y sin olvidar las reformas que quedan pendientes para afianzar la salida de la crisis dirigirá buena parte de su discurso a los asuntos sociales, el punto, por otra parte, por donde va a atacar la oposición.

El Plan de la Familia, con más ayudas fiscales, la nueva ley de la Infancia o el Plan de igualdad laboral entre hombres y mujeres centrarán su atención. Junto a ello, anunciará medidas para impulsar la creación de empleo y el emprendimiento. La reforma fiscal y la bajada de impuestos en este último año de legislatura estarán presentes en su discurso, que podría incluir más medidas fiscales en consonancia con el ciclo de crecimiento que se abre.

El presidente del Gobierno pondrá en valor las leyes anticorrupción, que siguen su tramitación parlamentaria, y volverá a ofrecer consenso a la oposición, aunque esto se presenta bastante complicado en época electoral. Frente al desafío independentista catalán, Rajoy defenderá la fortaleza del Estado de Derecho y la unidad de la Nación dentro de la UE.

Sánchez se juega su liderazgo

Pedro Sánchez se estrena como líder del PSOE en un Debate del Estado de la Nación con su partido en situación de emergencia: desbancado por Podemos en las encuestas. Las siglas que más años han gobernado en democracia tienen abiertas vías de agua que amenazan seriamente su supervivencia como alternativa: escándalo de los ERE, bandazos y, lo más grave, una fuerte crisis de liderazgo. Pedro Sánchez quiere que el PSOE siga siendo el principal partido de la izquierda, pero debe convencer a los suyos. Por eso, su actuación el martes en el Congreso frente a Rajoy tiene especial trascendencia.

El socialista dispondrá de una excelente oportunidad para reivindicarse, después de siete meses en los que su liderazgo se ha demostrado frágil y tras un arriesgadísimo movimiento para hacerse con el poder del PSM. Por primera vez -y quién sabe si por última- Pedro Sánchez debatirá cara a cara con Rajoy, algo que a día de hoy no puede hacer el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. El líder del PSOE es plenamente consciente de esa circunstancia y también sabe que esa excelente oportunidad conlleva, al tiempo, un enorme riesgo; especialmente entre los suyos. Pedro Sánchez tratará de contrarrestar el mensaje optimista de Rajoy, al que acusará de estar desconectado de la realidad, informa Gabriel Sanz.

Pondrá énfasis en la enorme desigualdad, el aumento de la pobreza y la dilapidación de derechos sociales y laborales. Perfilará un proyecto basado en una agenda para la «recuperación económica justa» y en dos conceptos: regeneración de la política y la renovación del pacto constitucional con el avance del Estado de las Autonomías hacia un Estado Federal.

IU: Una coalición en descomposición

La imagen de Alberto Garzón subiendo a la tribuna del hemiciclo será la representación del relevo en Izquierda Unida. Él como nadie refleja la fractura generacional que padece IU, dividida entre los ortodoxos de siempre y los jóvenes que liderados por Garzón quieren un nuevo partido que a veces se parece más a Podemos que al PCE. Entre unos y otros, las encuestas les dan cada vez más la espalda: no sólo no pescan del descontento del PSOE, sino que perderían algunos de los once escaños obtenidos en 2011: el último CIS les da un 5,2 por ciento, frente al 6,97 por ciento de votos que lograron en 2011. A la baja, pues, IU es la formación que más sufre la fragmentación de la izquierda en España. El fenómeno populista que representa Podemos supone para ellos un auténtico varapalo.

La división es especialmente patente en Madrid, donde su excandidata a la Comunidad de Madrid Tania Sánchez ha provocado un terremoto... para después abandonar la formación a escasos cuatro meses de las elecciones autonómicas. Aunque es pronto para saber si Sánchez acabará sumándose a Podemos, el daño que ha hecho a la formación en la que ha desarrollado toda su carrera política ya está hecho.

IU es una coalición de partidos en la que tiene un importante peso el PCE, formación clave en la Transición, pues se sumó al consenso generalizado de la sociedad española para permitir la llegada de la democracia. Sin embargo, los jóvenes que hoy empiezan a mandar en IU creen que el proceso que vivió España entre 1975 y 1978 es «un mito» y un «consenso entre élites». Son palabras de Alberto Garzón. Él representará esta semana a IU en el Debate del Estado de la Nación.

El bipartidismo pierde fuerza

Desde 1982 hasta 2011 en España se han celebrado nueve elecciones generales y en todas ellas se ha constituido un Parlamento con dos fuerzas predominantes. Impulsados por una ley electoral que fomenta el bipartidismo, el Partido Popular y el Partido Socialista siempre han obtenido elevadísimas cuotas de representación: entre 290 y 323 de los 350 diputados, una mayoría arrolladora a favor del modelo de partidos. Si en lugar de los escaños se observa el porcentaje de votos, es más fácil percibir el efecto corrector de la ley D’hont, pero aún así el apoyo a los dos principales partidos ha sido siempre mayoritario: entre el 65 y el 83 por ciento de los votos.

Curiosamente -y tal vez este dato tenga algún significado en cuanto al desencanto social hacia el modelo- la legislatura que más apoyo concitaron el PP y el PSOE fue la segunda de José Luis Rodríguez Zapatero, la que se inició en las elecciones de 2008: entre los dos sumaron un 83,81 por ciento de los votos y 323 diputados. Cuatro años antes, en 2004, el apoyo al bipartidismo fue del 80 por ciento (312 diputados) y tres después (en 2011) se rebajó al 73,39 por ciento.

Pactos para gobernar

En esas nueve elecciones, el partido vencedor ha conseguido mayoría absoluta en cinco ocasiones (1982, 1986, 1989, 2000 y 2011) y en las otras cuatro la investidura del presidente ha requerido de pactos parlamentarios. La mayoría absoluta más amplia la consiguió Felipe González en 1982, con 202 escaños. En 1986 obtuvo 186 escaños, los mismos que ahora tiene Rajoy. En 2000, Aznar alcanzó los 183 escaños. El segundo partido más fuerte fue el que lideraba Rajoy en 2008, cuando consiguió 154 escaños. Los peores resultados para la segunda fuerza política fueron los 107 y 105 diputados de los populares en 1986 y 1989 y los 110 de Alfredo Pérez Rubalcaba en 2011.

Todo parece indicar que esas mayorías ya no se producirán en las próximas elecciones. En el último sondeo de estimación de voto del CIS, ninguna fuerza supera el 30 por ciento y, sin embargo, son tres formaciones (PP, Podemos y PSOE) las que rebasan la barrera del 20 por ciento. El tradicional cara a cara podría devenir en una legislatura a tres bandas. Los motivos, el desgaste del Gobierno de Rajoy -que podría perder hasta cincuenta escaños- la fragmentación del voto de izquierda, dividida entre el PSOE y Podemos, y una amplia bolsa de indecisos, que podrían llegar a los tres millones de potenciales votantes. Si la tendencia se mantuviera, la próxima legislatura habría tres partidos fuertes en el Parlamento, junto a un cuarto, con menos escaños pero al alza, que sería Ciudadanos.

Hacia un Congreso más dividido

En el Debate sobre el estado de la Nación intervendrán, como mínimo, 15 portavoces parlamentarios, junto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Hay grupos parlamentarios, como Izquierda Plural o el Grupo Mixto, con varios portavoces, y todos quieren tomar la palabra en una ocasión como esta. Pero hay dos formaciones políticas que según todas las encuestas estarían ahora mismo entre las más importantes de España por apoyo, y que sin embargo aún no tienen presencia en el Congreso de los Diputados. Se trata de Podemos y Ciudadanos. Posiblemente este sea el último Debate de la Nación en el que no participen sus portavoces.

Una de las claves del escenario político actual es el incremento de la fragmentación política en general, con más partidos en liza, y en concreto con una mayor división en el voto de la izquierda. El hecho de que este electorado se haya repartido entre Podemos y el PSOE está permitiendo al PP mantenerse como primera fuerza política, según las encuestas. Al mismo tiempo, una de las ventajas con que cuentan los populares es que la mayoría de sus votantes perdidos no han recalado en otra fuerza política, al menos de momento, sino que se han instalado en la abstención o indecisión. Este hecho da esperanzas en Génova, con una estrategia centrada en recuperarlos.

Pero una parte de esos electores que dieron su confianza al PP en 2011 sí que ha derivado a un partido como Ciudadanos, que afronta el año electoral como cuarta fuerza política en España, según los principales sondeos, aunque aún muy lejos de los grandes.

Con todos estos datos, las próximas elecciones generales podrían dar lugar a un Parlamento aún más fragmentado y con un mayor número de grupos fuertes.

Los partidos bisagra, a la espera

Hay partidos como CiU, PNV o Coalición Canaria que pasan largos periodos de hibernación en el Congreso de los Diputados, a la espera de volver a ser imprescindibles para que los grandes puedan sumar con ellos una mayoría suficiente. Ahora, con mayoría absoluta del PP, estamos en uno de esos periodos. Los nacionalistas aguardan a que llegue de nuevo su momento, pero mientras tanto la fuerza que muestran en el Parlamento nacional es bastante relativa, tanto como su pequeño número de diputados. El último Gobierno de Zapatero, por ejemplo, se basó en la «geometría variable», lo que significaba que iba pactando con distintos partidos pequeños según sus necesidades. Uno de ellos, BNG, se benefició todo lo que pudo con solo dos diputados.

Protagonismo perdido

Su papel en el próximo Debate sobre el estado de la Nación será menor, y todos piensan ya en las elecciones generales que pueda devolverles el protagonismo perdido. Mientras tanto, están más centrados en la elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo, y en su caso en las catalanas de septiembre. Así, son previsibles discursos dirigidos solo a su «parroquia», para movilizar a su electorado .

El papel de los conocidos hasta ahora como partidos bisagra podría cambiar con los próximos comicios generales, si se confirma un escenario que ponga fin al bipartidismo, con tres o cuatro partidos potentes por arriba. En esa situación, el pacto tradicional del partido ganador con uno minoritario para completar así el número de votos hasta alcanzar la mayoría absoluta no sería suficiente. Sería época de pactos mayores entre algunas de las principales formaciones políticas para garantizar cierta estabilidad.

Ver los comentarios