Carmen Guisasola en una imagen de 2001, en el momento de su extradición a España desde Francia
Carmen Guisasola en una imagen de 2001, en el momento de su extradición a España desde Francia - EFE

Carmen Guisasola: «Hay que ser mucho más valiente para salir de ETA que para entrar»

La etarra arrepentida cree que «excepto algún rezagado» todos los etarras serán «críticos» con su pasado violento. Exige a Bildu que asuma su «responsabilidad política»

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Carmen Guisasola, dirigente del «comando Vizcaya» en los años de plomo de ETA, salió este lunes de prisión de forma definitiva tras haber cumplido 24 años entre rejas. Un año antes aprovechó un permiso penitenciario, otorgado por la cárcel alavesa de Zaballa -donde se halla el grupo de presos arrepentidos y al margen de la banda desde 2010- para reunirse con la viuda del sargento de la Ertzaintza, Joseba Goikoetxea, asesinado en 1993. El encuentro, en el que participó otro exrecluso crítico con ETA, Andoni Alza, le ha servido a ETB para realizar un documental bajo el título «Reencuentro» en el que cada uno traza su trayectoria personal en los últimos años, como víctima Rosa Rodero y como verdugos que han hecho una «reflexión crítica profunda», Guisasola y Alza, llegando a la convicción de que ETA nunca debió existir.

La tesis de Guisasola arranca admitiendo que «el pasado está ahí», que «no se puede cambiar» y que como tal quien ha matado no puede «renegar» de lo que hizo, pero sí «valorar» el pasado de otra forma. Desde la responsabilidad individual de los actos cometidos, y no solo asumiendo el mal cometido, sino que ese daño fue injusto e injustificable. «Éramos conscientes, lo buscábamos», reconoce hablando sobre su militancia terrorista, desde 1983.

La exdirigente etarra destaca el valor de escuchar el testimonio del grupo de presos arrepentidos para que no cale en la sociedad vasca una visión de «justificación determinista» de la historia violenta en el País Vasco. «No puede haber justificación», tampoco «borrón y cuenta nueva», asegura.

Guisasola es especialmente crítica con la «izquierda abertzale», donde sitúa sin citar expresamente a nadie a los responsables que alentaron a generaciones de jóvenes vascos a meterse en ETA para matar al enemigo. Así comienza su relato:

«Yo soy Carmen Guisasola Solozabal. Entré en ETA en el 83 y llevo 24 años presa. Desde hace casi 3 años salgo de permisos (desde el lunes, en libertad definitiva). Me expulsaron de ETA por decir que había que terminar con la fase militar y había que pasar a una fase política (en 2010). Me hicieron pintadas incluso en el pueblo tachándome de traidora. Yo lo veía con una distancia porque asumía el riesgo. Pero mi familia lo pasó muy mal... Y creo que hay que ser mucho más valiente para salir de ETA que para entrar. Eso lo tengo clarísimo», asegura mientras, al fondo de la cámara, su compañero Alza asiente compartiendo su opinión.

Sobre su decisión de abrazar la violencia asegura: «Entré en ETA porque en mi juventud ETA para mí era la nueva resistencia después del franquismo. Como nos movíamos en esquemas tan simples, se podía lograr la independencia, el socialismo… En ese mundo de mi juventud era raro que siendo coherente conmigo misma era raro no entrar».

«Hubo quien se escaqueó pero vivió del folklore radical»

Sobre la responsabilidad de quienes empujaron a esos jóvenes a militar en ETA y usar la violencia elevándoles como «libertadores» del «pueblo vasco» puntualiza: «En mi pueblo hubo mucha gente que se escaqueó de no practicarla. Han organizado sus vidas de otra manera, eso sí, yendo de radicales. Unos radicales viviendo en el folklore de la lucha armada». Y continúa: «Está bien saber quiénes son los autores materiales», pero «la responsabilidad no empieza y termina con los autores materiales. Echo en falta una autocrítica de la izquierda abertzale».

Porque, añade, las atrocidades de ETA «no las han cometido monstruos», sino «hombres y mujeres normales». «Nos incitaban a meternos en ETA. Hoy en día siguen sin asumir la responsabilidad política que les toca», insiste sobre Batasuna/Bildu.

También Alza reflexiona sobre su decisión de tomar las armas, alentados por una mayoría del «pueblo» nacionalista radical. «Nosotros no acudíamos a las manifestaciones. Era la gente la que acudía a las manifestaciones. Cuando escuchábamos «ETA mátalos», yo estaba de acuerdo con eso, pero desde dentro. No se me hubiera ocurrido decirle nunca a nadie que matara a otro».

«Creamos sufrimiento adrede»

Guisasola se muestra convencida de que «dentro de unos años, excepto algún rezagado, nadie pensará que la violencia debía haber existido», aunque aún el colectivo de presos de ETA, el EPPK, siga sin avanzar por ese camino del reconocimiento del daño injusto causado a la sociedad. Para ello, opina la exetarra, hace falta una «reflexión profunda previa». Reconocer solo el daño como tal a las víctimas no sirve, afirma. «El daño está reconocido desde el momento. Para eso lo hacíamos, creamos sufrimiento adrede. Éramos conscientes», admite, pidiendo «ir más allá» a la banda: «Expresar que no debía haber ocurrido».

Rosa Rodero, la viuda de Goikoetxea y artífice del encuentro el año pasado en Bilbao, en el que destaca la presencia de dirigentes del PNV como el presidente, Andoni Ortuzar, o el exlendakari Juan José Ibarretxe, narra cómo su madre le contó que al enterarse del asesinato de un ertzaina las amigas de ésta «brindaron». «Dios mío, he visto brindar a amigas mías porque habían matado a un ertzaina y resulta que era mi yerno», relata en el documental patrocinado por el Gobierno vasco. Goikoetxea fue asesinado por ETA cuando acompañaba a su hijo a la ikastola, en 1993.

En un momento dado, la viuda, sentada junto a los dos expresos de ETA, comparte una confidencia con Guisasola. Le cuenta cómo llegó a ver en los noventa una fotografía suya que su marido, ertzaina, había llevado a casa. Él le hacía seguimientos para darle captura a ella, integrante del «Vizcaya». «Pensé: ¡cómo una mujer con estos ojos, tan guapa, puede estar metida en estas cosas!». Y añade: «Por los ojos te he reconocido», dice la esposa de la víctima en el documental, riendo, tranquila, en conversación ante la cámara de ETB.

Ver los comentarios