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El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (d), conversa con el diputado socialista Alfonso Guerra (i) - EFE

Los diputados del PSOE, dividos por la publicación de sus agendas y viajes

De la Rocha encabeza la protesta de a quienes les parece que el acuerdo con el PP se queda corto

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La polémica sobre hacer públicos o no los «viajes políticos» de los diputados, y consiguientemente su agenda, encendió ayer un vivo debate en el seno del Grupo Socialista.

Durante la reunión semanal, a puerta cerrada, la dirección del grupo expuso los pormenores del acuerdo alcanzado con el PP, que seguirá manteniendo oculta la agenda de viajes de los diputados. Será la dirección del grupo la encargada de convalidar cada viaje y si el diputado no presenta ese justificante en quince días, tendrá que abonarlo de su bolsillo.

Según asistentes a la reunión, el diputado Manuel de la Rocha criticó que esos viajes y las agendas no sean íntegramente públicos; a lo cual recibió la respuesta de la dirección en el sentido de que no todo el mundo esta en esa tesis.

De hecho, hubo alguna intervención mas, de otros diputados, en el sentido opuesto a la de Manuel de la Rocha.

El argumento de estos, que quieren seguir manteniendo opacidad sobre los viajes «políticos» de los parlamentarios, es la necesidad de cierta «discreción» para desarrollar su labor sin trabas. «Hay reuniones que si se sabe que van a ser hechas públicas, sencillamente no las podremos tener», dicen. Un portavoz socialista en una de las comisiones más importantes del Congreso señaló anoche a ABC: «Si yo me reúno con un sindicato que no quiere se cuente esa cita, no hay por que contarla».

Otro veterano parlamentario, ex miembro de los gobiernos de Zapatero, abundaba en el mismo sentido: «Yo acabo de hacer un viaje que, según las tesis de los que defienden transparencia total, hubiera tenido que pagar del bolsillo sencillamente porque no podía revelar a que reunión iba». Generalmente, la mayor resistencia a desvelar totalmente agendas y viajes ha estado centrada en el núcleo de la dirección y portavocías.

Por contra, entre los diputados de base, como el extremeño Ignacio Sánchez Amor, que acaba de colgar en Twitter su agenda, la idea es «máxima transparencia», señalaban anoche compañeros del extremeño. «Si no nos adaptamos a los nuevos tiempos, nos arrollan», decía gráficamente un parlamentario del PSC.

Lo cierto es que su iniciativa no ha sentado muy bien a quienes defienden la discreción porque «él queda como el honrado y los demás no, y eso es injusto». Para esta fuente, el error parte de considerar que los diputados son «unos delincuentes» porque se haya descubierto que el presidente de Extremadura hizo unos viajes indebidos. «La transparencia total es utópica porque ¿lo próximo qué va a ser? ¿Mirar cuánto gastamos en teléfono? ¿A quién llamamos?», se preguntaba esta fuente.

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