Sánchez fía su supervivencia política a ganar a Podemos

Empezó la campaña siendo la viva imagen de la derrota, sin haber digerido todavía el «no» de Pablo Iglesias a su investidura en marzo, y Pedro Sánchez la acabó anoche en Sevilla convencido de que la «remontada» para seguir siendo segundo incluso en votos es posible. Nunca se le ha pasado por la cabeza que la coalición Podemos-IU sobrepase al PSOE en escaños -esto desde el principio Ferraz lo descartó- pero ahora cree que «la reserva emocional» del PSOE se ha puesto en marcha por el «manoseo» que ha hecho Iglesias de las ideologías y que mañana todavía es posible ganarle en votos.

El reto es difícil porque el 20-D la suma de Podemos e IU por separado (5,6 millones) ya sobrepasó al PSOE (5,2) y porque los sondeos, todos, insisten en que esa brecha no ha hecho sino agrandarse.

Pero la Dirección Federal socialista confía en que sus 600.000 votantes que hace seis meses decidieron quedarse en casa esta vez acudan a las urnas, y en que los desencantados de IU con la «absorción» por Podemos hagan lo contrario.

Aun así, si no logra ser más votado pero tiene más escaños que Iglesias, Pedro Sánchez se lanzará desde mañana por la noche a por los aproximadamente 170 escaños que da la suma de ambas formaciones en los sondeos, y a añadir los 5-6 diputados del PNV que le permitirían alcanzar La Moncloa. Pero si los peores augurios de algunos barones se confirman y el PSOE es tercero (también en escaños) el suelo se abrirá bajo los pies del líder socialista y nada es descartable, incluida una dimisión mañana mismo por la noche y la creación de una gestora. Nadie sabe qué pasará luego pero ese escenario podría incluir lo que hasta ayer mismo Sánchez descartaba: la abstención del PSOE a la investidura de un candidato del PP.

Anoche, en Sevilla, tanto Susana Díaz como Sánchez hicieron un último llamamiento a no votar por el «miedo» que quiere instalar Rajoy en España tras el Brexit, ni por el «rencor» que destila Podemos. Sánchez recordó que el cambio de gobierno es «urgente» aunque Rajoy no quiera hablar de lo que ha hecho en estos últimos cuatro años de desgobierno.