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Mariano Rajoy y Pedro Sánchez - abc
Bipartidismo elecciones 2015

El bipartidismo cae y confirma su declive con 13 puntos menos

Los dos grandes partidos tradicionales superan apenas la mitad de los votos válidos

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Los dos grandes partidos ya no lo son tanto. Se veía venir, en concreto desde las municipales de 2011, cuando el bipartidismo tradicional, el «bloque» de poder formado por el PP y el PSOE, empezó su declive, víctima de la crisis, pero sobre todo de las políticas y la gestión que han llevado a cabo ambos partidos y que terminaron por hartar a muchos ciudadanos. El resultado se ha materializado este domingo en las urnas: la «nueva política» ha doblado el pulso a la «vieja» en buena parte de España, y el bipartidismo tradicional ha perdido, no se sabe si de forma definitiva o solo coyuntural, su hegemonía.

Los dos partidos que se han alternado en el poder durante la mayor parte de la democracia han perdido 13 puntos en estas elecciones municipales, si se compara con los resultados de cuatro años antes.

La suma del PP y el PSOE supera, por muy poquito, el 50 por ciento de los votos válidos (52,04 por ciento, exactamente, con el 96,18 por ciento escrutado). Supone un retroceso de 13 puntos desde los comicios de 2011, y de 18 puntos desde 2007, cuando el bipartidismo logró su momento más fuerte en unas elecciones locales.

En un repaso rápido del declive del modelo bipartidista clásico en España puede observarse cómo el punto de inflexión se produce en el año 2011, en plena crisis económica y después de que se produjera una desbandada espectacular en el PSOE, entonces en el poder.

En las elecciones municipales de 2011, los dos grandes partidos sumaron el 65,33 por ciento de los votos válidos. Es decir, dos de cada tres ciudadanos votaron al PP o al PSOE, y solo el tercero optó por otra formación. En número total de papeletas, el bipartidismo se llevó 14.751.452 votos. El resto de los partidos consiguieron 7.829.668 votos.

El punto más alto del bipartidismo en unas elecciones municipales se alcanzó en 2007, cuando el PP y el PSOE sumaron un 70,54 por ciento de los votos. En total fueron 15.676.940 papeletas, frente a las 6.548.939 del resto de formaciones políticas.

Síntomas de agotamiento

El primer síntoma de agotamiento del bipartidismo podría verse, por tanto, en los comicios de 2011, en plena crisis económica tras un desencanto considerable de la izquierda hacia uno de los grandes el PSOE. Esa tendencia se comprobó de nuevo en las generales de noviembre de 2011, cuando el bipartidismo congregó al 73,39 por ciento del electorado, diez puntos menos que en las anteriores elecciones, en 2008, cuando sumaron el 83,81 por ciento.

En mayo de 2014 se hizo evidente que el bipartidismo atravesaba una crisis sin precedentes en la democracia: PP y PSOE no llegaron a la mitad de los votos, con un 49,1 por ciento. En las anteriores elecciones al Parlamento Europeo, en 2009, el bipartidismo llegó al 80,9 por ciento de los votos. Es decir, en cinco años se dejó por el camino más de 30 puntos, y en medio una crisis sin precedentes y, en esos años, un derrumbe también sin parangón de un partido histórico como es el PSOE, más un desgaste del PP por los años de ajustes desde el Gobierno.

¿Qué es lo que ha llevado a esta caída de los dos pesos pesados del sistema de partidos políticos en España? La razón principal puede resumirse en una palabra: crisis. El desgaste se ha producido en las dos patas del bipartidismo, en el PP y el PSOE, pero el primero que se derrumbó fue el partido de Ferraz. Los socialistas retrocedieron 12 puntos en las elecciones de 2011, respecto a las anteriores locales. Era el primer castigo severo que los ciudadanos daban al partido en el poder, con Zapatero como presidente del Gobierno, después de años de crisis y recesión y con un paro galopante en España. Un año antes, el Ejecutivo socialista había aprobado el mayor recorte social de la democracia. Los electores se lo hicieron pagar en las elecciones municipales, anticipo de lo que pasaría en las generales seis meses después.

El PSOE se rompió en 2011

La primera pata del bipartidismo, el PSOE, se «rompió» en 2011. La segunda, el PP, empezó a quebrarse al poco de llegar al poder. El desgaste que siempre produce el poder cuando hay crisis, producido por los ajustes y recortes, acompañado del incumplimiento del programa electoral, que llevó a un alejamiento de los votantes más tradicionales, junto con un hastío general por los casos de corrupción, fue minando el amplísimo respaldo social que había obtenido el partido de Mariano Rajoy en las generales del 20 de noviembre de 2011, con una mayoría absoluta histórica. La inercia del PP aún se mantuvo en las elecciones gallegas, en las que Alberto Núñez Feijóo logró mayoría absoluta en octubre de 2012. Pero a las dificultades económicas se unió una crisis política e institucional, por casos de corrupción, como el de Bárcenas, Gürtel y los ERE andaluces, que llevaron a un mayor distanciamiento de los electores de los grandes partidos, y que afectó más al PP porque el PSOE estaba ya rozando su suelo.

Si el PP logró en las generales un 44,62 por ciento, las últimas encuestas reflejaban un retroceso que rondaban alrededor de 15 puntos. De esta forma, la segunda pata del bipartidismo se rompía también, mientras que los partidos emergentes, Podemos y Ciudadanos sobre todo, comenzaban a subir y a ocupar espacio político que antes pertenecía en exclusiva a socialistas y populares.

La «vieja política» sufre

Con los resultados municipales del 24-M, la «vieja» política sufre el castigo de muchos electores, pero aguanta el tirón y se mantiene en la cabecera de todas las comunidades autónomas. El PP ha sido el partido más votado en nueve de las 17 comunidades y las dos ciudades autónomas (Ceuta y Melilla). El PSOE ha ganado las elecciones municipales en cinco comunidades. En las otras tres autonomías ganan otros partidos que se consideran también de la «vieja política»: en Cataluña, CiU; en el País Vasco, el PNV, y en Navarra, UPN. Solo en seis de todas las comunidades y ciudades autónomas, el segundo partido por número de votos sería diferente a esas formaciones, aunque en ninguno de los casos la segunda posición sería para uno de los partidos emergentes, Podemos o Ciudadanos, que quedan por detrás.

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