El presidente del Deutsche Bank, John Cryan, durante la junta de accionistas
El presidente del Deutsche Bank, John Cryan, durante la junta de accionistas - AFP

El presidente del Deutsche Bank cree «inaceptables» el coste de los escándalos

La entidad alemana despedirá a 9.000 empleados y saldrá de Iberoamérica

BERLÍN Actualizado: Guardar
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El presidente de Deutsche Bank, John Cryan, ha calificado de «totalmente inaceptables» los costes legales que afronta la entidad tras una sucesión de escándalos y subrayó que el proceso de saneamiento del banco, no sin «dolor», se acerca a sus objetivos.

Cryan se refería al acuerdo al que los supervisores financieros de Estados Unidos y Reino Unido llegaron en abril de 2015 con este banco, por el que pagará una multa de 2.500 millones de dólares por haber manipulado durante cuatro años el tipo de interés usado como referencia en las hipotecas y otros préstamos. La entidad se vio obligada reconocer que había conspirado con otros bancos, por lo que hubo de destinar 5.400 millones de euros el año pasado a penalizaciones y multas.

Cryan prevé en este ejercicio «nuevas cargas» por este concepto y para volver a la senda del crecimiento, está llevando a cabo una reforma que incluye 9.000 despidos y la salida, entre otros, de los países de América Latina. «Será doloroso, pero a largo plazo merecerá la pena».

Los accionistas, al igual que los expertos, cuentan sin embargo con problemas todavía lejos de ser resueltos y que trascienden la cuestión de las multas. El pasado mes de febrero llegó a cundir el pánico ante una posible quiebra al estilo Lehman y los analistas calculan que todavía tiene un apalancamiento de más de 40 veces su capital. Ya que el mercado actual no parece permitir ventas de activos de las dimensiones que serían necesarias, solo queda una posible ampliación de capital que Cryan quiere evitar por el momento.

Además está el asunto de la identidad de Deutsche Bank, símbolo de la seriedad, la estabilidad y el poder económico alemán, que además de enfrentarse a vergonzosas multas está abandonando la banca de la economía real para centrarse en la banca financiera, un giro que no gusta nada a sus accionistas. El presidente del consejo de supervisión, Paul Achleitner, ha reconocido ante esta junta que en los últimos años se «malgastó extraordinariamente» la paciencia de los accionistas y ha pedido una vez más su respaldo a la nueva dirección, que decidió recomprar casi 5.000 millones de deuda convertible para demostrar la solidez de su balance y que ha suprimido el dividendo de este año, además de poner a la venta varios negocios y destinar 12.000 millones de euros a pagar sanciones.

Pero lo cierto es que a los accionistas no se les conquista con medidas ni con promesas, sino con resultados, y las cuentas del primer trimestre, si bien salen de las pérdidas históricas de 2015, anotan un escuálido beneficio de 214 millones, un 61% menos que el año anterior. Deutsche Bank ha caído un 36% en lo que va de 2016 y cotiza con una valoración de 0,32 veces su valor en libros, la más baja de todos los grandes bancos europeos. Cryan puede anunciar reformas todo lo dolorosas que quiera, pero difícilmente justificará que las acciones de Deutsche Bank sean más baratas, por ejemplo, que las de Liberbank.

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