Dilma Rousseff no está consiguiendo controlar la inflación brasileña
Dilma Rousseff no está consiguiendo controlar la inflación brasileña - afp

El parón de Brasil amenaza la gran apuesta de España

La inversión directa nacional en el país carioca suma más de 250.000 millones

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Fue el asidero al que muchas empresas españolas se aferraron cuando el mercado nacional se cerró a cal y canto, pero Brasil comienza a perder lustre a velocidad de vértigo. Las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) constatan que, al menos durante los próximos años, la gran promesa de la economía mundial seguirá siendo, precisamente eso, una promesa. Según las previsiones de abril de la institución que preside Christine Lagarde, la economía brasileña sufrirá una contracción del 1% este ejercicio. En enero, la previsión era de un crecimiento del 0,3%, y en octubre se anticipaba una expansión del 1,4%.

La rapidez del deterioro es alarmante y ha hecho saltar las alarmas en algunas de las compañías que apostaron con fuerza por este país.

La amenaza se extiende, además, al resto de la región, tradicional destino corporativo de España. Y es que Iberoamérica, con un crecimiento estimado del 0,9%, ha comenzado a descolgarse del ritmo del conjunto de países en desarrollo (la previsión es que crezcan un 4,3% en 2015) y del promedio mundial (3,5%). En 2016, el panorama suramericano mejora, con un crecimiento del 2% según el informe del FMI, pero tres décimas por debajo de lo pensado hace tan sólo tres meses.

El sueño carioca

Lo cierto es que España se juega mucho en Brasil. Según los datos de la secretaría de Estado de Comercio, la inversión nacional en el país carioca suma más de 250.000 millones de euros hasta marzo, lo que sitúa a esta nación como el segundo destino de inversión española en el extranjero, sólo por detrás del Reino Unido. Y, de hecho, podría considerarse el primero pues el registro británico está muy desvirtuado al acoger las sedes de muchas compañías.

«Sin duda, Brasil ha sido la gran decepción ya no sólo de los emergentes, sino del mundo entero», asegura el director general de Analistas Financieros Internacionales (Afi), David Cano. «El gran problema es que el país no ha sabido controlar la inflación, y la subida de precios se ha trasladado a los salarios, lo que ha hecho perder mucha competitividad al país y ha lastrado la inversión empresarial», explica Cano. «Todo ello aderezado con una política fiscal con poco margen de actuación y unos cuentos escándalos de corrupción», relata este analista.

Inversión a largo plazo

La incógnita es cómo y cuánto afectará este parón a las compañías españolas. Porque todas las grandes empresas nacionales tienen presencia Brasil y algunas, como Banco Santander, Telefónica y Mapfre, con especial relevancia. «Es evidente que la crisis de Brasil afectará a las compañías allí asentadas aunque hay que tener en cuenta que la apuesta de nuestras compañías es a largo plazo. Es un país en el que las empresas se encuentran cómodas, hay seguridad jurídica», asegura el investigador principal de Economía y Comercio Internacional del Real Instituto Elcano y profesor del departamento de análisis económico de la Universidad Autónoma de Madrid, Federico Steinberg.

En Telefónica, donde acaban de cerrar la compra del operador GVT, no hay dudas de que la apuesta es la correcta y confían en el enorme potencial de la recién estrenada clase media del país. En una reciente entrevista a un medio brasileño, el consejero delegado de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, reafirmaba su confianza en el país: «La recuperación volverá. La situación actual es temporal. Lo que ha construido Brasil en los últimos quince años es excepcional».

Coste de oportunidad

Pero incluso los más optimistas reconocen que Brasil deberá enfrentarse a una nueva amenaza cuando Estados Unidos decida endurecer su política monetaria. «La esperada subida de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal podría desencadenar una salida de capitales del país que podría ahondar la recesión del país», advierte Steinberg.

Como fuere, el tiempo perdido por Brasil ha sido muy bien aprovechado por otros países. «Colombia y Perú están reaccionando muy bien y se están convirtiendo destinos muy interesantes, aunque en una dimensión menor», asegura Cano.

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