Vista panorámica de Atenas
Vista panorámica de Atenas - reuters

¿Qué pasa si Grecia no paga al FMI?

El viernes termina el plazo de las negociaciones entre Atenas y el Eurogrupo en un clima de máxima tensión

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Semana clave para Grecia. La enésima de esta crisis. Los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea se reúnen el viernes en un decisivo Eurogrupo para analizar las reformas propuestas por el gobierno de Tsipras y dar su visto bueno en caso de considerarlas suficientes como para desbloquear la ayuda de 7.200 millones que espera Atenas. Como anticipo, mañana se celebrará una teleconferencia entre los socios, además de acreedores, mientras la situación política sigue enturbiándose a pasos agigantados.

Los inversores dan cada vez mayor posibilidad a un impago por parte de Grecia. La rentabilidad del bono griego a tres años ya supera el 27%, roza el 20% en su plazo a cinco años y se sitúa prácticamente en el 13% en el de diez años.

Por su parte, la cotización de los seguros contra impago (CDS) de Grecia han subido hasta el 80%. Pero, ¿qué ocurriría en caso de impago por parte de Atenas?

Que un emisor incumpla sus compromisos de pago no provoca de forma inmediata un «default». Normalmente se concede un periodo de gracia de treinta días para efectuar el pago. Eso sí, aunque formalmente no se declare la suspensión de pagos, el incumplimiento sí que tiene efectos inmediatos en términos de rating. De hecho, ya la semana pasada S&P rebajó la nora de Grecia de B- a CCC+. Un nuevo recorte implicaría un duro varapalo al sistema bancario griego.

Pero la clave está en si el Banco Central Europeo mantendría el «Emergency Liquidity Assistance» (ELA), que actualmente nutre e liquidez a la banca local. En el mercado se da por sentado que Mario Draghi no optaría por bloquearlo en un primero momento, ya que esto supondría de manera prácticamente inevitable la salida de Grecia del euro. Los analistas esperan que sea la Comisión quien se manfieste en un primer momento. El BCE podría jugar otras cartas, como de hecho ya apuntó Draghi en su último consejo de gobierno, y restringir la financiación a las entidades endureciendo las garantías a cambio de prestarles dinero.

Sería en caso de consumarse la suspensión de pagos griega cuando el BCE debería cancelar la financiación de emergencia, pues esta vía sólo está disponible para entidades solventes. Llegados a este punto, los controles al capital para evitar una fuga masiva serían una de las consecuencias más importantes. No obstante, cabe recordar que el volumen de depósitos en Grecia es de unos 140.000 millones de euros, mínimos de los últimos diez años.

Analistas consultados no descartan la posibilidad de que llegados a este punto el Gobierno de Atenas tuviera que emitir «promesas de pago» para compensar a sus empleados públicos y pensionistas, lo que suele entenderse como el germen de una nueva divisa. Se trata, en realidad, de emitir un pagaré cuyo desembolso en metálico se produciría cuando el país hubiera dejado el euro y recobrado la soberanía monetaria.

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