Blesa dio su visto bueno al sistema de las tarjetas opacas, según los «email» entre directivos
Blesa dio su visto bueno al sistema de las tarjetas opacas, según los «email» entre directivos - ÁNGEL DE ANTONIO
CAJA MADRID

Un directivo pidió al jubilarse mantener su Visa: «Moralmente me parece mejor opción»

Los correos electrónicos entre altos cargos de Caja Madrid evidencian que el expresidente Miguel Blesa validó las tarjetas «B»

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La década de bonanza económica degeneró en Caja Madrid en supuestos casos de despilfarro por parte de su cúpula entre 2003 y 2012. La justicia investiga ya el gasto aparentemente fraudulento de más de 15 millones de euros con tarjetas opacas y el pago de la misma cantidad en salarios, indemnizaciones y aportaciones a planes de pensiones de forma posiblemente irregular. Unas prácticas que, según se desprende de los correos electrónicos que se cruzaron en esos años los antiguos gestores de la caja, eran «vox populi» entre los directivos y su fórmula de percepción motivo habitual de discusión.

Es el caso del exresponsable de la dirección de riesgos Ramón Martínez Vilches, que en 2011 negociaba con la dirección de recursos humanos de la entidad, ya integrada en BFA-Bankia, su indemnización por prejubilarse.

La cuantía de la propuesta que recibió ascendía a 1,877 millones de euros, y le citan para detallar la forma de pago. Tras escuchar la propuesta, Martínez contesta en otro correo al exresponsable de recursos humanos Federico Navarro Cuesta y al exdirector general Ildefonso Sánchez-Barcoj: «Moralemente creo que no me voy a sentir bien con esta opción, por ello os pido que la descartemos».

«A cambio», plantea el exdirectivo, que tenía una retribución de 668.130 euros y gastó 91.000 con su tarjeta «B», «podría tener la tarjeta visa personal, límite anual de 46.000 euros, durante 12 meses a contar desde mi salida. El impacto económico es menor que la opción anterior, pero moralmente me parece mejor opción, que junto al coche y la cancelación de los dos préstamos que tengo (196.315 euros por devolver) sería el conjunto de compensaciones».

Esa situación podría explicar por qué 28 exdirectivos de la entidad, según los extractos de las tarjetas «B» en manos del juez, continuaron usando sus «visas» meses después de abandonar la caja. Los correos, por su parte, forman parte del informe forense hecho por Pwc para el FROB, que presentó un escrito ante la Fiscalía a raíz de las irregularidades detectadas.

La «bendición» de Blesa

Los «email», que el magistrado Fernando Andreu podría incorporar al caso de las tarjetas opacas, evidencian también cómo estas contaban con el visto bueno del entonces presidente de la entidad, Miguel Blesa. El exsecretario del consejo de administración Enrique de la Torre envió en 2009 un «email» a su sucesor, Jesús Rodrigo Fernández, en el que le resume la política de dietas de la entidad y menciona que varios cargos tienen «una tarjeta visa de gastos de representación, "black" a efectos fiscales». «Todo lo anterior tiene la bendición presidencial y de la comisión de retribuciones», añade en su correo, con copia a Blesa.

De la Torre es otro de los altos cargos que discutió por «email» su jubilación. Lo hizo en 2009 y directamente con Blesa, a quien le reprochó airadamente que la caja no le abonase la cuantía que pactada. «Hablaré con Ildefonso (Sánchez-Barcoj), pero no te empeñes en lo que es imposible (...) y si te empeñas en el mutuo acuerdo amistoso tendrás la indemnización que corresponda, que no será la que tu pretendes», le responde Blesa.

«Yo no pido más que lo que me toca contractualmente», replica De la Torre, añadiendo que «sobran las amenazas». «Manda huevos, después de doce años, con todo lo hecho», remata el exdirectivo, que un «email» a Barcoj detalla también que llegó a pagar la fianza de un recurso judicial de Izquierda Unida (IU) contra el expediente de la Comunidad de Madrid contra los miembros de la comisión de control Fernando Serrano y Juan Gómez Castañeda.

Los correos que se cruzaron los altos cargos de Caja Madrid dan cuenta también de otras prácticas como el regalo de relojes valorados en 12.000 euros y que la dirección accedía a cambiar por vales de El Corte Inglés a petición del directivo.

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