Rafa Nadal sufrió de lo lindo ante Lucas Pouille en su estreno en el Abierto de Pekín. Dos bolas de partido salvadas y una remontada casi épica dan buena cuenta de ello. El español se enfrentó a un rival que supo ponerle contra las cuerdas en muchos momentos del partido, y ambos tenistas dejaron algún punto para el recuerdo.
El mejor de ellos, posiblemente, se vivió al inicio del tercer set, con 1-1 en el marcador y ventaja para el francés, en el que se produjo un espectacular y agónico intercambio de 14 golpes en el que Nadal se defendió como pudo de las dejadas y los «smashes» de su rival. Totalmente desahuciado, el balear intentó solventar el punto con un globo por debajo de las piernas que paralizó a Pouille.
Por desgracia para el español, la bola se marchó por detrás de la línea por unos pocos centímetros, y el punto y el juego cayeron del lado del francés.
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