Roger Federer celebró a lo grande su triunfo en el Abierto de Australia sobre Rafael Nadal . Como en 2009, terminó llorando en la pista, aunque esta vez fue de alegría. Su decimoctavo grande llegó cuando muy pocos contaban con él y el suizo recupera su estatus, de nuevo en el top 10 y con otra estrella en su mochila.
Lo festejó con su gente, y destaca una imagen por encima del resto. Federer posó en la pista para los fotógrafos después del parlamento y luego se dirigió hacia la zona de los vestuarios, en donde le esperaba su equipo de trabajo. Y ahí estaba Mirka Vavrinec, su mujer, con quien se abrazó prolongadamente. Ella también ha sufrido mucho durante la ausencia del tenista.
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