Con la tensión del momento, Maria Sharapova ni se inmutó, estaba en la final de Roma contra Carla Suárez y no había tiempo de pensar en nada más que en seguir siendo competitiva. Ni siquiera una caída a sus espaldas el alteró la concentración.
Un recogepelotas que llegaba tarde para tapar a la tenista del sol se resbaló justo cuando pasaba a su espalda y se fue al suelo. El chico tardó una décima de segundo en levantarse y abrir el paraguas. Todo un profesional.
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