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Rafa Nadal celebra a lo grande su triunfo ante Smyczek - AFP
Abierto de Australia

Nadal las pasa canutas

El español, con calambres y muchos problemas físicos, remonta y gana en cinco sets a Tim Smyczek por 6-3, 3-6, 6-7 (2), 6-3 y 7-5

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En Australia, escenario dado a las sorpresas, Rafael Nadal pasa un mal rato ante el estadounidense Tim Smyczek, rival sin cartel que procedía de la previa y le atormentó en la noche de Melbourne. Gana el español por 6-3, 3-6, 6-7 (2), 6-3 y 7-5, pero el triunfo está salpicado por las dudas ya que hubo momentos de absoluta desconexión en el tenis del español, mareadísimo y con muchos problemas físicos. La mejor noticia, después de más de cuatro horas de agonía, es que está en tercera ronda para enfrentarse a Dudi Sela, aunque regresan viejos fantasmas. [En directo, Nadal-Smyczek]

La cara delata al número tres, lento y sudoroso en un partido presumiblemente sencillo. Había motivos para creer en ello después del buen debut del lunes, en donde atropelló a Mikhail Youzhny, y el enemigo esta vez no era tan fuerte sobre el papel.

Luego sí se presentó como un jugador alegre y firmó puntos interesantes, beneficiado también por la pájara de Nadal, vació en un miércoles para olvidar.

Llegó en el segundo set después de un inicio alentador. En 31 minutos, el campeón de 14 grandes tomó la delantera, funcionarial su set y sin necesidad de su mejor versión. Galopaba hacia la tercera ronda, cómodo en todos los sentidos, y desconectó de forma incomprensible. Entregó su saque por primera vez con una doble falta y, aunque lo recuperó de inmediato, se atragantó a partir del séptimo juego.

Perdió el segundo set de forma llamativa, cediendo su servicio dos veces en blanco. Sus golpes salían sin intención mientras la raqueta de Smyczek ganaba en confianza, capaz de acorralar al número dos en uno de sus encuentros más completos. Lejos de la élite (es el 112 de la ATP) y de baja estatura comparado con la mayoría del circuito (175 centímetros), el norteamericano mantuvo la compostura y se impulso gracias a su servicio, más inteligente que poderoso.

Mareo y asistencia médica

Nadal se vio en una situación peliaguda al perder otra vez su saque nada más empezar el tercer set, alarma en el banquillo del balear. Parecía fuera de la pista y visiblemente mareado, tanto que incluso reclamó la asistencia médica para que le proporcionaran una pastilla. El finalista de la pasada edición necesitaba energía.

A falta de buen tenis, Nadal tiró de orgullo, seguramente el tenista con más amor propio del firmamento, pero no siempre es suficiente. Pese a revertir la situación y tomar la iniciativa, de nuevo se enredó con su saque en el momento más inoportuno. Servía para 6-4 y al final se llegó al tie break, en donde volvió a despegar Smyczek. Nadal, con evidentes problemas físicos, estaba contra las cuerdas.

Tras otro paso por el vestuario para recuperar fuerzas, Nadal se obligó a llegar al quinto set, algo que no sucedía desde la final de Roland Garros de 2013. Con algún fogonazo aislado, completó una digna cuarta manga y se lo jugó todo a una carta, final dramático para un día dramático.

En esas situaciones, siempre hay que apostar por un tenista como el balear. A partir de un «¡Vamos!» ensordecedor, alimentó las opciones de la remontada y, de paso, desbravó al impetuoso Smyczek, que luchó hasta el último suspiro y se ganó la ovación de la Rod Laver. Nadal cambió el patrón de juego, paso al ataque y empezó el quinto con otra mirada, aunque no se libró del sufrimiento.

Se le escapó la oportunidad de sentenciar en el séptimo juego al desaprovechar un break point, pero rompió en el undécimo. Ya nunca más miraría atrás, exhausto tras cuatro horas y 12 minutos de batalla, aliviado por el desenlace. Ganó sufriendo como él sabe, perdiendo tres bolas de partido, y tiene dos días para reprogramar su cuerpo, que es lo más importante. Ya en tercera ronda le espera Dudi Sela, que eliminó a Lukas Rosol, pero el rival de Nadal es él mismo.

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