Lorenzo suma y sigue

La victoria llama a victoria, al menos, así es el caso de Jorge Lorenzo. Aparcados los problemas de su principio de curso, Jerez fue el impulso necesario para encadenar en el Gran Premio de Italia su tercer triunfo consecutivo. Se acerca a la cabeza del Mundial, todavía defendido por un gran Valentino Rossi que terminó tercero, por detrás de Andrea Iannone. En el lado contradio de la moneda, el peor fin de semana de Marc Márquez continuó en la carrera. Salió decimotercero en parrilla, lo que lo obligó a todo en Mugello. Casi lo consigue, pues remontó hasta once posiciones en apenas dos vueltas, pero su agresividad, una moto todavía sin soluciones definitivas y la presión de los rivales lo llevó al suelo a seis vueltas para el final.

Otro cero en su casillero, y una posibilidad menos de acercarse a su tercer título en MotoGP.

Resultaba raro comprobar en la parrilla que la primera Honda no correspondía ni a Dani Pedrosa ni a Marc Márquez. Todavía más raro era ver al bicampeón del mundo en la quinta fila de salida, pero los problemas en la moto y algún error propio lo condenaron a la decimotercera plaza en la sesión de clasificación, obligado a sacar de la chistera uno de esos trucos con los que superaba y a sus rivales y deslumbraba a los aficionados en Moto3 y Moto2. Pero en la máxima categoría, donde todo le ha ido tan bien hasta ahora, la clase y el nivel de los demás pilotos lo forzó a mucho más.

Ese mucho más significó vestirse de kamikaze, apurar los límites del trazado, del espacio vital con otros pilotos y encontrar los huecos que nadie más que él ve. En las cuatro primeras curvas, Márquez pasó de la decimotercera a la cuarta posición. En la primera vuelta, ya era segundo, y atosigaba a un Lorenzo que se vio superado por Dovizioso en la salida, pero pronto impuso su ritmo y su manera de ganar: tirando desde el inicio.

Así consolidó su confianza y sus buenas sensaciones. Las victorias parece que llaman a victorias en su caso. La primera pizarra que le vio el balear mostraba un «+0 Márquez», el aliento de su rival en la nuca. Pero Lorenzo tiene en este 2015 un extra de gasolina interna que lo hace medir las distancias y apretar la manilla cuando debe. En cada vuelta consiguió desembarazarse de sus perseguidores y ampliar la ventaja milésima a milésima. Las Ducati, que habían hecho una gran salida, consiguieron alcanzar a los dos españoles y Dovizioso encontró un momento de debilidad de Márquez para superarlo.

Fue lo que necesitaba Lorenzo para encarar el resto de la carrera con mucha más tranquilidad. Por detrás, la lucha por la segunda plaza se volvió encarnizada, con Márquez, Dovizioso, Iannone y un recuperado Dani Pedrosa, que se acercó con sigilo para arañar los máximos puntos posibles después de su ausencia por operación. A la fiesta se sumó un Valentino Rossi, líder del Mundial, líder en casa, líder sobre el asfalto porque atosigó a todos. Tanta era la presión entre los tres italianos y los dos españoles que hubo caídas y abandonos. Para confirmar uno de los peores fines de semana en la máxima categoría, Márquez se fue a la grava y dijo adiós a luchar por los puntos. Otro cero en su casillero y una oportunidad menos de acercarse en la clasificación general. También Andrea Dovizioso tuvo que dirigirse al garaje antes de tiempo por problemas mecánicos.

Ajeno a todo, Jorge Lorenzo, tercer salto en lo más alto del podio consecutivo y a solo seis puntos de Rossi, agradecido con las caídas porque se sube al tercer cajón y sigue líder. Y también agradecido Andrea Iannone, que celebra un gran fin de semana con su primera «pole» de su carrera y una segunda posición para seguir reivindicando que su sitio no solo se lo gana por la Ducati.

«He estado en forma otras veces, perome siento muy bien. Las Ducati tuvieron sus oportunidades de ganar, pero impuse mi ritmo, quizá un poco más lento de lo que pensaba. No obstante, logró quitarme de encima a los demás. Creo que he hecho otras veces tres victorias consecutivas, pero quiero ir a por la cuarta. Será difícil, pero lo vamos a luchar», aseguraba el balear.