Pol Espargaró
Pol Espargaró - tech3
MotoGP

Pol Espargaró: «Me gustaría ver de lo que soy capaz con la moto de Márquez»

El piloto de Tech3, sexto en la general, lucha por ser el mejor de los «mortales» en su primer año en la máxima categoría

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Es un jueves de compromisos con los medios. Se levanta de una entrevista y entra en otra con el mismo gesto con el que celebró su caurta posición en la parrilla de salida en el Gran Premio de Aragón: unos ojos de niño travieso achicados porque la sonrisa ocupa todo su rostro. No es para menos, en su debut en la categoría reina, Pol Espargaró (Granollers, 10 de junio de 1991) es sexto de la clasificación general, el primero con moto «semioficial» y segundo en la liga de los mortales detrás de Andrea Dovizioso.

«Está haciendo una temporada fenomenal y nos está costando mucho seguirlo», acepta con la sonrisa concentrada en las preguntas, las respuestas, lo que le ronda por la cabeza muy bien amueblada de un muchacho de 23 años campeón del mundo de Moto2 en 2013 y con mucha ambición.

—Cuarto en Le Mans, quinto en Mugello, quinto en Indianápolis. Le falta tiempo para digerirlo, pero ¿qué valoración puede hacer de su primer año en MotoGP?—Está siendo una buena temporada, pero quiero más. Mirando las carreras siempre hay momentos en los que podríamos haber mejorado, pero eso es la experiencia: cometer errores y aprender. Mirando atrás sé que podía haberlo hecho mejor en algunos momentos. Estamos sextos del campeonato, primera moto semioficial. Delante de Stefan Bradl, Bradley Smith, gente que lleva más tiempo que nosotros y podemos estar satisfechos, pero... se nos ha escapado la Ducati [de Dovizioso], era nuestro objetivo, pero es que ha estado muy fuerte. Estamos verdes aún para lo que ha hecho él.

—¿Ha soñado con podio en algún momento del año?—Claro, pero de soñar a hacerlo… todavía no nos lo merecemos, nos queda mucho por mejorar. A ver si en alguna de estas que quedan de 2014 salimos iluminados y lo encontramos.

—¿A qué es lo que más le ha costado acostumbrarse con el cambio de categoría?—Todo es muy distinto. Dentro y fuera de la pista. Fuera de la moto tienes más cosas que hacer. En Moto2 no tenía el jueves planificado para entrevistas cada media hora. Tienes más compromisos, más deberes. Dentro tienes que ser más piloto, más maduro, tomar decisiones en cada momento. En Moto2 me subía, daba gas y esperaba al final de la carrera. Ahora regulas y maduras tú cada curva, y tienes que tener en cuenta muchos más aspectos como los neumáticos o la gasolina. Es un mundo más complicado que hay que estudiar.

«Todavía no nos merecemos los podios, nos queda mucho que aprender»

—¿En qué ha cambiado el Pol de 2013 con el de 2014?—He madurado, pero por obligación porque la forma de pilotar la Yamaha es muy distinto a como lo hacía en Moto2. Yo era muy agresivo y hacía lo que quería con la moto, y aquí es al revés. Me pide ir suave y casi me dice por dónde tengo que ir por la potencia y el peso. He tenido que adaptarme a ella, quitarle lo que tiene de incontrolable y meterle mi propia personalidad.

—¿Los nervios ante el semáforo son los mismos?—Hasta eso cambia. Se te pasan mil cosas por la cabeza y tienes que aprender a apartarlas. El semáforo es lo único que debe ocupar toda tu mente. Eso pasa en las dos, pero en MotoGP te entran más nervios porque tienes que tener el casco fuera durante unos minutos y escuchas a la gente en la grada. Se pasa peor, mucho peor.

—¿Con qué se queda: ser el campeón en la categoría media o ser uno más entre los mayores?—Creo que prefiero MotoGP, aunque echo de menos poder ganar con cualquier moto, como ocurría en Moto2. No había motos mejores que otras. Aquí la montura es muy importante. Si no tienes una oficial [de fábrica, como Márquez, Pedrosa, Rossi o Lorenzo] es muy difícil que puedas hacer algo. Lograr un podio, a lo mejor, pero ganar... eso aquí son palabras mayores. Es lo que no me gusta.

—¿Qué haría si le dieran la moto de Marc Márquez?—No sé si sería mejor o peor porque nunca la he probado, no sé qué podría hacer con ella, pero sería muy interesante. Me gustaría saber de lo que soy capaz encima de su moto. Es un poco de locura pensarlo porque no va a pasar, pero me entra mucha curiosidad.

—¿Es el modelo a seguir?—Ha completado un puzle: por la moto, porque es un gran piloto, porque tiene un equipo muy bueno. Si tienes mucha moto, pero poco talento no llegas; si tienes talento, pero una moto mala, tampoco; y si tienes un equipo desestructurado que no te ayuda a poner en marcha esa buena moto o esa buena cabeza, tampoco. Él lo ha reunido todo en el momento adecuado.

—Los espectadores disfrutan con una carrera con muchos adelantamientos, ¿es tan divertido por dentro?—No. Yo me lo paso muy bien mucho viendo Moto3, pero sé que los pilotos no tienen tiempo para disfrutarlo, hay demasiada tensión. Nuestro oficio es que la gente se lo pase bien, y si lo conseguimos con estas luchas, fantástico. Pero por dentro no, no es así de gracioso.

—Si decide un estrategia al principio, ¿la sigue hasta el final?—Siempre sales con la mejor estrategia de todas, con las aspiraciones más altas, pero en pocas carreras se dan todos los condicionantes para que puedas conseguir ese gran resultado que planeabas. Son muy pocos los días en los que salgas satisfecho al cien por cien con tu trabajo. A veces sí porque lo has dado todo, pero en la mayoría no sales contento. El principio de carrera nunca es como esperas ni como lo has imaginado. Nunca. Y tienes que ir cambiando tu forma de pilotar con respecto a las circunstancias. Hay que gestionar la carrera casi en cada curva, todo cambia a mucha velocidad.

«Márquez ha completado el puzle: talento, moto y equipo»

—Y cuando termina los entrenamientos, ¿qué decide hacer?—En un Gran Premio tenemos pocos ratos de desconexión, pero yo voy al motorhome [la «casa-camión» itinerante que tienen los pilotos dentro de los circuitos] y hago lo que cualquier otra persona: ver la tele, ponerme una película, jugar a la vídeoconsola... todo menos hablar de motos. Es muy difícil porque aquí todo te recuerda a ellas, pero es muy importante para mí. Por eso está muy bien tener un grupo de mecánicos que te ayuden a sacarte la sonrisa aun cuando el día no ha salido como esperabas.

—¿Juega a las motos en la vídeoconsola?—No me gustan mucho. Juego, sí, pero prefiero los de disparar, los de acción, me desahogan más.

—¿Quién se pediría para jugar en una moto? ¿Rossi?—Rossi es un ídolo para todos, pero me quedo con Álex Barros. Me gustó mucho como piloto y me lo presentaron en Montmeló cuando era pequeño y me demostró mucho como persona. Me quedé pasmado y lo empecé a seguir. Ahora nos vemos en alguna carrera y me siento muy orgulloso.

—¿Se pueden tener amigos en el circuito?—Es difícil, pero creo que sí se puede. Cuanto más en juego haya, más complicado, porque cuando llegas a un punto en el que compites por todas las carreras la relación se resiente. Yo sí lo he podido hacer. Con mi hermano, por ejemplo. Hay piques, pero tratamos de dejarlos todos en la pista y después, disfrutar de su compañía y hacer mil cosas juntos: entrenarnos juntos, ir a cenar... Luchamos por la victoria y por el campeonato, pero lo intentamos apartar de nuestras vidas en cuanto nos bajamos de la moto. Sin hablar de ello siquiera.

«Se conoce a más gente, pero si quieres ligar, cuando te quitas el casco te lo tienes que ganar igual

—¿Se liga mucho encima de una moto?—[Se lo piensa] Se conoce mucha más gente, facilita eso, que mucha gente se te acerca. Pero si no tienes una buena conversación todo se pierde, por mucha moto que haya. Te quitas el casco y hay que hablar como todos y te lo tienes que ganar igual.

—De todos los países que conoce con solo 23 años, ¿con cuál se queda?—Con Australia. Es el que quiero ir a vivir cuando sea mayor. La gente se limita a vivir y se nota que disfruta de la vida y tiene todos los alicientes para hacerlo: playas, naturaleza, poca contaminación, surf...

—¿Qué espera en Aragón, donde fue campeón en 2010, en 125cc, y 2012, en Moto2, y sale en la cuarta posición?—Me he encontrado cómodo, con buen ritmo. Y viene a vernos mucha gente. Desde dentro se ve de otra manera, como he dicho antes, hay mucha tensión en la pista, pero la afición te hace sentir bien, vendrán amigos y familia, y hay que darles una buena carrera.

—¿Y de 2015?—No me cambiará mucho la película. Estaremos en el mismo equipo y nos dará confianza y capacidad extra para seguir aprendiendo. A ver cómo terminamos y qué podemos plantearnos para 2015.

Ver los comentarios