Lorenzo renace entre el caos

De poco sirvieron los entrenamientos y las vueltas de calentamiento a la hora de calibrar la moto y los neumáticos. De nada porque mientras el gris amenazó en las carreras de Moto2 y Moto3, hizo acto de presencia en la categoría reina. Caos, nervios, incertidumbre para saber si entrar o no a cambiar la moto, mucha lluvia, poca lluvia... y la única certidumbre de que nadie quería dar ni un centímetro de ventaja. Y en el camino, las inevitables caídas. Dos sorprendieron a todos: la de Dani Pedrosa y la de Marc Márquez. Los dos Honda continuaron en carrera, pero fue Jorge Lorenzo el que aprovechó el caos, amainó las ganas de ganar, se arriesgó al entrar a cambiar la moto y dar ventaja a los que no lo hicieron y terminó recuperando un sabor que no probaba desde hace diez meses ( Valencia 2013).

Lorenzo recupera la sonrisa en Aragón, donde nadie contaba con él a tener de los resultados del fin de semana. Salió séptimo en parrilla, pero pronto se colocó a la zaga de Pedrosa, Iannone y Márquez. El italiano no aguantó la presión y se fue al suelo en la tercera vuelta, por lo que el trío español libró una de las mejores batallas de este curso. Lorenzo salió bien de la presión de las Honda y consiguió la cabeza de carrera muy pronto. Quizá demasiado porque los acontecimientos meteorológicos iban a deparar más de una sorpresa. La Yamaha, fuera de su hábitat natural, levantó el acelerador ante el empuje de Márquez y Pedrosa, y también porque vio cómo Valentino Rossi trató de hacerse con la tercera plaza y se encontró con el muro después de resbalar fuera de pista, en una zona muy mojada. El piloto fue trasladado al hospital de Alcañiz para hacerle una resonancia, aunque se le vio en pie al llegar a su taller. Pasará unas horas en observación para descartar cualquier problema.

Las Honda libraron su propia batalla. Con reminiscencias del año pasado, cuando Pedrosa saltó por los aires tras un toque con su compañero Márquez. Nadie quiso ceder por lo que aguantaron los dos sobre el asfalto cada vez más mojado, a pesar de los avisos de Dirección de carrera y de los mecánicos de los dos, desquiciados en el taller cada vez que veían que sus pilotos continuaban en pista. Y en la misma secuencia: Márquez no entra, Pedrosa lo sigue y se resbala mientras Lorenzo decide no arriesgarse a una caída y entra al taller. "Cuando he visto que empezaba a llover me he dicho 'bueno, a luchar por el tercer puesto' y cuando ha empezado a llover más he decidido jugármela. La primera vez que he entrado en meta me he visto el doce, pero la segunda estaba el primero y ya tenía que hacer lo posible por no caerme. Ha sido una locura de carrera", afirmaba Lorenzo, exultante tras diez meses de sequía ganadora.

"Era todo o nada. El riesgo ha superado el límite", explicó Márquez después de repetir durante todo el fin de semana que ya estaba compitiendo pensando en el campeonato. Fueron tres puntos, porque sus ruedas no aguantaron y terminó en el suelo, segunda caída de la temporada después de la de Misano. Trató de recuperar posiciones y entró a cambiar la moto a dos vueltas para el final. Aún así, decimotercero, tres puntos más que le mantienen intactas sus opciones de salir campeón del mundo en Japón. Le vale con terminar por delante de Pedrosa, que también hizo lo imposible por arañar algún punto y se llevó dos por su decimocuarta posición. En el podio, caras nuevas: las de Aleix Espargaró, brillante en su lucha por la tercera plaza y por su estrategia de entrar el primero a cambiar de moto, y Cal Crutchlow, que a punto estuvo de ganarle la segunda plaza al español en la recta de meta. "No me encontraba muy a gusto en agua esta mañana y he decido entrar el primero. He podido remontar y quería no caerme, pero tampoco ir lento. Lo he dado todo y este podio me sabe a gloria", explicaba el mayor de los hermanos Espargaró.