El atleta etíope Feyisa Lilesa, a la izquierda de la imagen
El atleta etíope Feyisa Lilesa, a la izquierda de la imagen - EFE

Río 2016 | AtletismoRecaudan unos 50.000 dólares para el atleta etíope que no quiere volver a su país

Feyisa Lelisa, plata en la maratón de los Juegos de Río, cruzó sus brazos en forma de cruz nada más acabar la prueba en un gesto asociado con las protestas de los oromo y, por ello, teme por su vida a su regreso

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Una campaña en línea ha logrado recaudar casi 50.000 dólares en menos de 24 horas para que el atleta etíope Feyisa Lilesa, plata en la maratón de los Juegos de Río, pueda pedir asilo en Estados Unidos u otro país tras realizar un polémico gesto en contra de su Gobierno en la línea de meta.

Lelisa cruzó sus brazos en forma de cruz nada más acabar la prueba en un gesto asociado con las protestas de los oromo, que llevan meses enfrentados al Gobierno central, cuya represión de las manifestaciones se ha saldado con centenares de muertos.

En una entrevista posterior a la prueba, el fondista aclaró que había realizado el gesto para llamar la atención sobre lo que está ocurriendo en su región natal y aseguró que haciendo eso había puesto en peligro su vida, ya que a su regreso a Etiopía podía ser encarcelado o incluso asesinado.

Sin embargo, y ante el revuelo creado en las redes sociales, fuentes gubernamentales aseguraron hoy a la prensa local que Lelisa «no será imputado por sus opiniones políticas», según declaró al periódico Fana el jefe de la Oficina de Comunicaciones del Gobierno etíope, Getachew Reda.

«Llamamos a todos los etíopes y defensores de los derechos humanos a que hagan contribuciones para apoyar al atleta Feyisa Lelisa, que mostró un gran heroísmo al convertirse en un símbolo internacional para las protestas oromo», reza el texto de la campaña.

Este movimiento espontáneo logró en apenas 18 horas recaudar prácticamente la totalidad de los 50.000 dólares que tenía como objetivo.

Los oromo llevan meses protestando por lo que consideran una persecución injustificada por parte de las autoridades etíopes y hasta el momento ha habido más de 500 muertos desde el inicio de las manifestaciones, según las estimaciones de varias organizaciones, entre ellas Human Rights Watch (HRW).

El Gobierno etíope detiene de forma periódica a intelectuales y figuras prominentes entre los oromo porque teme que su influencia política puede animar a la población a revelarse contra la administración.

Protestas similares se registraron en abril de 2014, cuando también se produjeron muertes, heridos y detenciones masivas de manifestantes.

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