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Carlos Coloma durante la prueba de MTB - REUTERS
MOUNTAIN BIKE

Coloma, medalla sobre el barro

El riojano llega a meta dando pases toreros. El oro fue para el suizo Nino Schurter, y la plata para el checo Jaroslav Kulhavy

Río de Janeiro Actualizado: Guardar
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Amaneció cubierto el cielo de Río, descargando agua como no lo había hecho en todos los Juegos. Era el último día de la cita olímpica y el tiempo se despedía a su forma. Triste por una jornada final que escondía una sorpresa más para la delegación española. La lluvia embarró el circuito de bicicleta de montaña y lo hizo aún más duro, apto solo para las piernas más duras. Favoritos como el francés Absalon o el suizo Schurter, dominadores de este deporte, aspiraban a una medalla que acabó en el cuello de un riojano de 34 años llamado Carlos Coloma y cuyo bigote se coló en el podio sin que nadie lo esperara más que él. «Hoy confiaba plenamente en mí.

Había preparado mucho esta carrera, sacrificando alguna prueba a lo largo del año», reconocía el español tras cruzar la línea de meta.

Hasta allí le llevó la determinación forjada desde 2013, cuando una grave caída destrozó su hombro y le obligó a pasar por el quirófano varias veces. Un mazazo que llegó justo después de haber sido diploma olímpico en Londres. Parón a su progresión que a él le sirvió de impulso. En Río, tenía clara la estrategia. No podía salir a especular. Tenía que mantenerse arriba desde el principio. El estado de la pista aconsejaba no perder metros y así lo hizo. Anclado desde el inicio a las primeras posiciones -por donde por entonces sobrevivía Peter Sagan, que pinchó-, el español vio cómo iban cayendo sus rivales. Pinchazos, caídas, desfallecimientos... Nunca pasó por la meta por detrás del séptimo lugar y desde ahí fue aupándose a la cabeza. A mitad de prueba, Coloma era ya tercero, refugiado en un grupo de cuatro ciclistas que se partió en dos. Por delante se fueron el suizo Shurter y el checo Kulhavy y el español se quedó junto al francés Marotte. « Sabía que era complicado, pero tenía en mi mente el mensaje de que lo podía conseguir. Si lo piensas y lo trabajas duro, puedes conseguir cualquier cosa». Era el mensaje que se repetía el ciclista español en esos momentos de incertidumbre.

Saludo torero en la meta

Otro diploma hubiera sido terrible, por eso se afanó por dejar atrás a su compañero de fuga, lo que le permitió cruzar la meta en solitario. Esos últimos metros, los saboreó de manera especial Coloma. Con el bronce en el bolsillo, el riojano tuvo tiempo para imitar unos pases toreros con sus brazos y tocarse las partes nobles. Mensaje inequívoco. Su deseo había derrotado a la lógica. La determinación.

«Para mí es el día más importante de mi carrera deportiva y creo que todavía tengo mucho recorrido en las piernas», reconocía en referencia a Tokio 2020, una cita que le queda y en la que no quiere pensar todavía. Primero espera «volver a casa, para celebrar esto con la familia, los amigos». Allí le esperarán además todos sus vecinos de Albelda de Iregua, que ayer vivieron emocionados el triunfo de Coloma. Victoria que pone la guinda al deporte español en Río, donde las dudas del inicio dejaron una última jornada brillante con tres metales. Un sol entre las nubes, como el que se asomó para saludar a Coloma cuando subió al podio en Río.

El oro fue para el suizo Nino Schurter, que atacó a falta de dos vueltas a su compañero de escapada, el checo Jaroslav Kulhavy, campeón olímpico en Londres 2012, y finalmenta plata en Río. Schurter, de 30 años, fue subcampeón en la cita londinense y bronce en Pekín 2008. Entretanto, el actual campeón del mundo de ciclismo en ruta, el eslovaco Peter Sagan, tuvo una carrera de lo más accidentada y, salvo en los primeros compases, no pudo demostrar su calidad.

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