Físicamente tocado, y hundido en el alma por las críticas recibidas en su país, Arda Turan volvió cuajar un mal partido ante España. Fuera de forma, el genio turco no fue capaz de entrar en el partido ni siquiera en los mejores minutos de los suyos, poco antes de que Morata metiera el testarazo que adelantaba a España.

A partir de ahí Turquía desapareció y Arda pasó a ser deambular sin mucho sentido por el campo, cada vez a menor velocidad, en una actitud que enervó a la hinchada turca. Mediada la segunda mitad, ya con el 3-0 en el marcador, Arda comenzó a ser abucheado por sus propios compatriotas. Primero tímidamente, luego, crecida la multitud, de forma atronadora. Arda, que en la previa de este partido ya cargó contra quienes criticaron su actuación ante Croacia, agachó la cabeza dolido.

La reacción que hubo fue inesperada. Desde el sector español del campo se comenzó a corear al turco con el mismo estribillo que se le cantaba en su época en el Atlético. «¡Arda Turan, Arda Turan!». La estrella turca reaccionó levantando la mano y agradeciendo el gesto. Terim, su entrenador, decidió no sustituir a Arda, como sí hizo ante Croacia, tal vez para evitarle la humillación de la pitada definitiva.

Acabado el partido, los jugadores españoles buscaron a Arda en primer lugar y le ofrecieron su cariño. El turco, visiblemente tocado en lo emocional, charló con ellos y acogió los gestos con gratitud.

«Para un jugador es difícil vivir los pitos de tu propia afición», dijo Iniesta tras el partido. «Me sabe muy mal por Arda y porque sé que es un jugador de mucho nivel, de mucha calidad y no tiene que ser una situación fácil. Ya le he dado mis ánimos al final y le he deseado lo mejor».

Más contundente fue Fatih Terim, entrenador de Turquía, que aseguró que esos pitos habían influido en la actuación del equipo: «No me gustó ver a Arda ser pitado. La gente esperaba mucho de él, pero pase lo que pase esto no debería ocurrir. Nadie merece lo de Arda. Esa forma de abuchearle ha impactado al equipo».