Champions

El fútbol inglés ha vuelto

Después de un aciago 2016 y un lustro sin brillo, los clubes de la Premier dominan la fase de grupos en la Champions

JOSÉ CARLOS CARABIAS

Como no hay ciencia en el fútbol para explicar a qué se deben los vaivenes en los resultados, tampoco hay argumento fiable para interpretar por qué Inglaterra ha acampado sus reales en la fase de grupos de la Champions y domina la competición con una hegemonía apabullante. No hay aclaración posible ya que el año pasado el fiasco de su fútbol alcanzó proporciones siderales. El Leicester fue el único equipo británico en los cuartos de final y no pasó la ronda, eliminado por el Atlético. Este otoño, de repente, Inglaterra arrasa. Cinco equipos prácticamente clasificados para los octavos de final (Manchester United, Manchester City, Liverpool, Tottenham y Chelsea) y cuatro de ellos al mando de sus competidores en el torneo.

La relación de los ingleses con la antigua Copa de Europa se puede considerar irregular. Sus hooligans marcaron un antes y un después de la tragedia de Heysel (39 muertos por una avalancha en la final entre la Juventus y el Liverpool), desgracia que acarreó una suspensión de cinco años para los equipos de las islas.

Inglaterra nunca ha tenido un club fetiche, como España con el Real Madrid (12 títulos) y, a distancia, el Barcelona (5). Sus éxitos se han diversificado por épocas y ciclos de sus instituciones. El Liverpool gobernó en los setenta y ochenta con dos estrellas como Kevin Keegan y Kenny Dalglish . La última final que perdió el Madrid (aquel grupo de los García) fue en 1981 ante los diablos rojos.

Fue una etapa avasalladora de los británicos, coronados en su expansión por clubes que hoy son medianías en su país. El Nottingham Forest de Trevor Francis conquistó dos copas (1979 y 1980) y el Aston Villa de Andy Gray se agenció el título en 1982, el año del Mundial español y Naranjito.

Vino después la eclosión del Manchester United, campeón en 1999 en aquella impactante final que perdió el Bayern de Múnich con dos goles en el tiempo de prolongación y que dejó la imagen del árbitro Pierluigi Collina levantando alemanes del suelo. En 2008 repitió el título que ya había levantado en 1968. El último conquistador es el Chelsea, vencedor al fin después de años de multimillonarias inversiones por parte de su dueño, el ruso Abramovich .

La secuencia de los hechos no inducía a considerar que Inglaterra pudiese recuperar ese liderazgo. En el periodo de 2013 a 2017, solo cuatro equipos británicos habían accedido a los cuartos de final de la Champions. España ingresó quince veces en esa fase, Alemania nueve y Francia seis. El desarrollo de la pasada campaña invitaba incluso a sopesar otro desastre. El Arsenal, el Manchester City y el Tottenham habían caído en los octavos de final y en la ronda previa.

Desde hace años la Premier goza de un reparto de derechos televisivos superior al resto de las ligas. Y los clubes ingleses suelen encabezar la lista de inversiones en fichajes. Este verano el ranking se ha recrudecido. La Premier ha gastado 1.609 millones en traspasos, según la web de referencia Transfermarkt, y la Liga no ha pasado de 614.

TV y fichajes

Los ingleses fichan mucha clase media por 20, 30 ó 40 millones y no efectúan desembolsos estelares. Solo tres de los quince traspasos más caros de la historia (Pobga y Lukaku al Manchester United, y De Bruyne al Manchester City) recalaron en Inglaterra.

Lo que hay ahora es una sinfonía de buen juego y goles de los clubes de las islas. El Tottenham ha mantenido a sus estrellas ( Harry Kane y Delle Ali ). Aplastó al Madrid el miércoles con un fútbol de mucha calidad y velocidad sin renunciar al contacto físico. El Manchester City ha reforzado su entramado defensivo y juega al estilo Guardiola, más toque que balón arriba. José Mourinho conserva sus señas de identidad en el Manchester United: recibe pocos goles (uno en la Champions). El Chelsea, con el italiano Conte al frente, preserva la idiosincrasia del fútbol británico rocoso y vertical, pero le añade inteligencia y sutileza con Hazard. Y el Liverpool ya no es solo una bomba de energía y centros al área. El alemán Jurgen Klopp ha bajado el balón al césped.

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