Luis Enrique, durante la final de la Champions League en Berlín
Luis Enrique, durante la final de la Champions League en Berlín - REUTERS
BARCELONA

Luis Enrique renueva con la bendición de Laporta

El técnico no ha anunciado su continuidad hasta que ha contado con el aval del expresidente. También Alves le preguntó si iba a presentarse a las elecciones

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Luis Enrique no se fía de Bartomeu y no ha confirmado su renovación hasta que Carles Puyol, íntimo amigo de su excompañero de club y de selección, le ha asegurado que Joan Laporta, si como pronostican las encuestas, sale elegido presidente, contará con él y le tratará con el mismo respeto que a Rijkaard y a Guardiola.

El ya renovado técnico del Barcelona vivió como una humillación queBartomeu le desautorizara en su pugna con Messi, y como una puñalada trapera que Zubizarreta fuera destituido. Hasta enero le costó relacionarse con las principales estrellas del equipo, que no reconocieron su autoridad cuando quiso imponerla. Messi y Neymar fueron los más rebeldes. Si cuando fichó por el Barça, Bartomeu le prometió todo el respaldo, cuando el enfrentamiento con Leo llegó, el presidente apoyó a Messi, y le prometió que si lo daba todo, a final de temporada cambiaría al entrenador.

Luis Enrique quedó profundamente herido en su dignidad y en su orgullo, y Neymar con sus desplantes al ser sustituido agravó la sensación de malestar y caos en el vestuario. Lejos de ser Bartomeu quien intercediera para reconducir la situación, tuvieron que ser los capitanes, especialmente Xavi, quien creara el buen ambiente que ha permitido la consecución del triplete. No es que Messi y el entrenador sean hoy íntimos amigos, pero mantienen una relación dentro de la corrección que cabe esperar de dos grandes profesionales.

También Dani Alves

A pesar de que Bartomeu llevaba días dando por hecha la renovación del técnico asturiano, Luis Enrique no ha anunciado su continuidad hasta que no ha contado con la bendición de Laporta. También Dani Alves le preguntó al expresidente si pensaba presentarse antes de tomar una decisión sobre su futuro. No es menor el detalle de que en la rueda de prensa de Berlín, tras ganar la Champions, agradeciera la confianza de su familia, de la afición y del equipo, en clara omisión -que no descuido- de una directiva a la que no sólo no tiene gran cosa que agradecer sino más bien una larga lista de reproches pendientes.

En condiciones normales, y tratándose de seres tan primarios como generalmente son los socios del Barça, un presidente bajo cuyo mandato se ha conseguido el triplete tendría asegurada la reelección; pero fue tanta la torpeza de Rosell y ha sido tanta la estulticia de Bartomeu que han llevado al Barça a no poder fichar hasta 2016, por no saber negociar antes de ser sancionados; a la imputación por el contrato de Neymar, por quererse hacer los listos ante el Madrid presumiendo de pagar menos de lo que Florentino pagó por Bale; además de la desastrosa gestión del c ontencioso que Messi tuvo con Hacienda. En este contexto, al que hay que añadir la desconfianza del entrenador, y su temor a ser destituido a la primera de cambio si Bartomeu continúa, la actual directiva no sólo no tiene nada asegurado, sino que ni siquiera parte como favorita.

Es significativo que los más interesados en que Bartomeu permanezca son los aficionados del Madrid

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