Exaltación nacionalista a la vista

Una de las finales de Copa con más pedigrí (no en vano, Barcelona y Athletic son los «reyes de Copas», con 26 y 23 títulos, respectivamente) augura una borrasca por encima de lo que debería ser una fiesta del fútbol. Al ya tradicional caos a la hora de decidir fecha y lugar del partido se une la exaltación nacionalista de una parte de las hinchadas, que acaparó protagonismo en los prolegómenos de los precedentes más cercanos, la final del Calderón de 2012 y la de Mestalla de 2009. Ambos encuentros fueron ganados por el Barcelona (3-0 y 4-1). Los pitos al himno nacional enturbiaron el evento deportivo.

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En 2012 presidía el palco de honor el entonces Príncipe de Asturias

, Don Felipe, ya que el Rey Juan Carlos se encontraba convalenciente de una operación de cadera. Una sonora pitada se escuchó en el estadio Vicente Calderón cuando se interpretó una versión «recortada» del himno, que sonó durante 21 segundos y se emitió a un volumen alto por los altavoces. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que en la previa sugirió la posibilidad de suspender la final si se producían pitos, recibió insultos antes del inicio del encuentro. Aguirre no asistió al partido.

Lo del Calderón fue una réplica de lo sucedido tres años antes en Mestalla, esta vez sí con Don Juan Carlos y Doña Sofía en el palco. Pitada al himno y exhibición de esteladas catalanas, además de una pancarta con la siguiente leyenda: «We are nations of Europe, Good Bye Spain». No faltó la polémica por parte de TVE, que retransmitía el encuentro en directo: no ofreció imágenes del estadio durante la interpretación del himno y prefirió efectuar sendas conexiones con Bilbao y Barcelona. Aludió a «un error humano» para justificar el asunto y en el descanso del partido recuperó las imágenes.