El Barcelona vuelve a la final

Se ha convertido el Barcelona en un equipo de lo más fiable en los últimos tiempos. Lejos de las estridencias estéticas, siempre intenta coger el camino más corto. Y en una eliminatoria esa es una buena receta. Así lo certificó este miércoles en El Madrigal, con un triunfo más práctico que vistoso que certifica su presencia en la final de la Copa del Rey, la quinta en siete años [ Narración y estadísticas].

Intimidaba el ambiente en El Madrigal en los minutos previos al inicio del choque. La afición esperaba la llegada del autocar entonando un cántico tras otro, incluso un pequeño castillo de fuegos artificiales aguardaba a los jugadores en el césped. Querían vivir una noche histórica los castellonenses.

Pero el castillo de naipes montado por Marcelino y los suyos se vino abajo bien rápido. En apenas dos minutos, en una jugada ya clásica del Barcelona de Luis Enrique: Messi recibió en la derecha, dribló a su par, levantó la cabeza y metió el balón en el área cambiando de banda. Ahí apareció Neymar, al que un sutil toque le valió para batir a un indefenso Asenjo. Los gritos de la grada dejaban paso al silencio. Jugar la primera final copera estaba cada vez más complicado para el Villarreal.

Luis Enrique, con todo

Apenas se guardó cartas Luis Enrique ante la entidad del choque. Mascherano y Luis Suárez, a una tarjeta de la suspensión, fueron de la partida. Su carácter es fundamental en partidos como estos y el técnico asturiano confió en su profesionalidad. Sí introdujo cambios en el centro del campo, donde Rafinha volvió a tener la oportunidad de ponerle las cosas difíciles a Rakitic, tarea que sigue sin conseguir. No acaba de cuajar el hispanobrasileño, al que le falta aún mucha consistencia. Enfrente, el Villarreal apenas repitó tres titulares del partido del Bernabéu, una buena carta de presentación de lo que es una gran plantilla con poco eco.

No quiso arriesgar demasiado de inicio Marcelino y no ordenó una presión asfixiante desde el inicio. Esperaban los «amarillos» en el centro del campo cuando los centrales del Barça sacaban el balón y tan solo apretaban cuando los azulgrana empezaban la jugada de cero, desde los pies de Ter Stegen. El temprano gol visitante rompió todos los planes de los locales. El tanto de Neymar desconectó al Villarreal, un tanto nervioso, que remataba todas las jugadas en lugar de escoger mejores opciones en la combinación, pero todo con escasa continuidad.

Pero al igual que su rival, el Barcelona también dio un paso atrás en la concentración y pareció dejarse ir. Daba la eliminatoria por sentenciada, grave error jugando en un campo como El Madrigal, que llevaba diez partidos seguidos celebrando un triunfo . Solo Piqué y Mascherano seguían enchufados y atentos al corte ante la velocidad de hombres como Cheryshev o Vietto, toda una pesadilla para cualquier equipo.

La esperanza renació en el conjunto de La Plana cuando el primer tiempo empezaba a agonizar. Con Busquets en el suelo por un encontronazo fortuito con Pina (tuvo que ser sustituido por probelmas en el tobillo), Jaume Costa culminó una de sus muchas galopadas por la banda izquierda con un centro al segundo palo que remató Jontahan a gol sin oposición. La grada volvía a creer y el sonido ambiente así lo certificaba.

Había que coger fuerzas en el vestuario y morir con todo en el segundo tiempo. Intentó intimidar el Villarreal desde el mismo momento que se reanudó el partido, pero el Barça respondía con largas posesiones para sosegar los ánimos. Tanto Jaume Costa como Mario explotaban las bandas una y otra vez. Laterales de mucha talla tiene Marcelino. Pero los remates los solventaba Ter Stegen sin grandes apuros. El Barça tampoco inquietaba a Asenjo, pero estaba cómodo. La expulsión de Pina por una entrada criminal a Neymar supuso el cierre del choque, que certificaron Suárez y el brasileño con sendos goles. No hubo lugar a la sorpresa y el Barça estará en la final.