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Celebración de la Real tras el gol de Alba en propia puerta - reuters
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El Barça alarga su infierno en Anoeta

Mal Luis Enrique dejando en el banquillo a Messi y Neymar. Un gol de Alba en propi puerta fue suficiente para la Real (1-0)

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Otra vez Anoeta, por sexta visita consecutiva, puso al Barça en lo peor. De nada sirvió el alud de avisos sobre los negros precedentes del cuadro azulgrana en el estadio donostiarra. La firme costumbre se plasmó de lleno nada más empezar el choque, en el minuto 2 de juego, cuando el primer arrebato de ímpetu de la Real dio paso a un afortunado (y formidable) cabezazo de Jordi Alba contra Claudio Bravo, que en su regreso a San Sebastián, donde jugó ocho temporadas, recibió una ovación agradecida. Poco, poquísimo, le duró la alegría por dicho gesto al portero chileno, víctima de un severo golpe cuando ni siquiera se había calzado los guantes. (Narración y estadísticas)

Fue difícil imaginar un peor inicio de 2015 para los intereses de Luis Enrique y los suyos, que afrontaron la visita sabiendo de la derrota del Real Madrid en Mestalla.

Sin embargo, el técnico asturiano, aparentemente, se resistió a modificar sus planes para forzar un giro en la clasificación y penalizó el regreso tardío de Messi, Neymar y Alves de sus vacaciones navideñas. Ninguno de los tres partió de inicio, cosa que cortó las alas a la reacción que el Barça se vio obligado a emprender tras el tempranero 1-0. La Real Sociedad, beneficiada a cambio de muy poco, marcó y se echó atrás, aunque tampoco sufrió por mantener la renta contra un rival muy generoso en la presión y en el esfuerzo pero tremendamente pastoso en la creación ofensiva.

Con Xavi e Iniesta incomprendidos y desprovistos de su mejor chispa, la imprecisión más desesperante se instaló como tónica hasta el punto que un disparo absurdo de Mascherano (central ayer) desde su casa en Argentina tuvo que contarse como intento para batir a Rulli, que vivió tranquilo durante toda la primera parte. Solo Xavi y Pedro, siempre con intentos lejanos y tímidos, inquietaron al joven guardameta argentino. Tal vez el panorama habría cambiado para el cuadro azulgrana si Del Cerro Grande hubiese señalado penalti tras una mano de Íñigo, pero el árbitro no observó nada punible. De hecho, si un equipo se acercó antes del descanso al gol fue la Real a través de una genialidad de Canales, que retrató a Montoya y obligó a la estirada de Bravo.

Ante el despropósito que en parte él mismo propició, Luis Enrique incluyó a Messi y Neymar pronto en la segunda mitad en busca de mayor peligro ante los de Moyes, que siguieron protegiendo su marco, sin piedad en los cruces y balones divididos y fiándolo todo a las carreras de Vela y Castro a la espalda de la defensa culé, muy exigida sobre todo en el flaco de Jordi Alba y Mathieu. Como era de esperar, mejoró en circulación y presencia elaborada el Barça cuando recuperó a su tripleta atacante de referencia, pero la receta no valió ni siquiera para empatar. Así está el Barcelona, sufriendo en casi todos los desplazamientos y fundamentando su esperanza en la inspiración de tres estrellas. Y lo peor de todo es que el TAS estimó hace unos días que el plan continúe hasta 2016, sin más recambio que la cantera.

Rulli, salvador

Al final, cómo no, hubo ocasiones, pero ni entrando (no fue el caso, Rulli estuvo brillante ante Suárez) habrían desaparecido los preocupantes nubarrones en un Barça que, en época de tradiciones, no faltó a la suya de perder puntos en Anoeta. Mientras, la Real culminó anoche un meritorio pleno contra los tres grandes.

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