Desde hace años, Messi es la pieza sobre la que gira todo el barcelonismo
Desde hace años, Messi es la pieza sobre la que gira todo el barcelonismo - AFP
Leo Messi

«La Pulga» de 13 años y 1,40 metros que picaba a sus rivales

Su corta estatura cuando era niño nunca fue un obstáculo para que sorteara defensas con suma facilidad

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El 24 de junio de 1987, la ciudad argentina de Rosario alumbraba a Lionel Andrés Messi Cuccittini, más conocido como Leo Messi, convertido desde hace una década en leyenda viva de la historia del fútbol. Goles de todas las facturas, regates imposibles, actuaciones antológicas y una ristra de títulos a nivel colectivo e individual completan hasta ahora la irrepetible carrera del astro culé. Algo totalmente impensable en sus primeros años de vida, cuando a pesar del innegable talento con la pelota pegada al cuero, su corta estatura no invitaba a pensar que lograría ser uno de los mejores jugadores de todos los tiempos.

Aunque los escasos centímetros no le impedían regatear rivales con suma facilidad, no tuvo Messi una «infancia futbolística» sencilla.

A los 9 años sus padres deciden llevarle a un endocrino para comprobar si había algo anormal en el desarrollo de su hijo. El diagnóstico es rotundo: Leo padece un déficit parcial de hormona del crecimiento. Por aquel entonces mide tan solo 1,27 metros y es necesario que siga un tratamiento a base de hormonas. Durante los siguientes cuatro años, el hoy «crack» azulgrana iba a compaginar memorables actuaciones con un proceso médico demasiado costoso para la familia.

Así, con 13 años Messi tendría que cambiar su adorado Newell's Old Boys por La Masía, donde el Barcelona se compromete a sufragar los gastos del tratamiento. A esa edad solo despega 1,40 metros del suelo, pero su velocidad y técnica causan estragos nada más aterrizar. Desde Argentina se empieza a seguir con gran expectación su emergente carrera, y, dada la fragilidad mentirosa que emana de su corto tamaño y aparente timidez, deciden apodarle «la Pulga». De igual forma que el pequeño insecto, Leo se colaba sigiloso entre sus presas y antes de que se dieran cuenta ya había alojado el balón en la portería. Un apodo que hoy es de sobra conocido a lo largo y ancho del planeta. Como dijo el 'Mirror' inglés tras superar el record goleador de Gerd 'Torpedo' Müller, «le llaman 'la Pulga' por su pequeña estatura y su asombrosa habilidad para deslizarse entre los defensas».

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