Leo Messi, tras marcar al Apoel
Leo Messi, tras marcar al Apoel - afp
Champions

Messi supera a Raúl y dirige al Barça

Los culés derrotan al Apoel gracias a otro triplete del rosarino, dueño de otro récord (0-4)

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El Barcelona, a lomos de un Messi superlativo, superó con autoridad al Apoel de Nicosia y aspirará el próximo 10 de diciembre a la primera plaza del grupo F de la Champions, propiedad hoy del PSG.

[Narración y estadísticas del Apoel-Barcelona]

Tuvo razón Luis Enrique. Los chipriotas plantearon el mismo partido que en la ida y cedieron toda la iniciativa a su equipo, que compareció sin la pausa de Xavi, con Messi otra vez abierto a la derecha y Mascherano de coche escoba en el centro del campo para dar descanso a Busquets. No obstante, la cara del Barça en Chipre —he aquí la diferencia— fue mejor que en la jornada inaugural de la Champions. Aupados por la presión alta, la precisión en ataque y la brillante aportación de su máxima estrella, los azulgrana comandaron todos los capítulos del juego desde el primer momento y silenciaron rápidamente el ímpetu de la afición local, que encendió bengalas y desplegó un mosaico para intentar acercar a los suyos a un modesto objetivo: clasificarse para la Europa League.

Otro récord

De entrada, con el choque descaradamente volcado hacia la portería del exculé Urko Pardo, el torrente de ocasiones fue constante. No hubo tregua para el Apoel, que antes del descanso, a parte de ver cómo sus opciones de susto se hundían sin remedio, fue pasto para el segundo récord absoluto de Messi (y el segundo triplete) en apenas cuatro días. Poco le importó al rosarino que Luis Enrique le desplazara a la banda derecha para buscar acomodo a Luis Suárez entre los centrales. Si el conjunto funciona, roba pronto, es solidario y se reconoce a sí mismo, la problemática de ver al «10» arrancando desde la línea lateral pierde peso. Tanto, que es igualmente capaz de capitalizar gran parte del peligro favorable a su equipo. De generarlo y de finalizarlo. Tanto da. Por este motivo, ante un rival débil como el Apoel, dejó atrás a Raúl González como máximo goleador de la Champions. Con total naturalidad.

Pardo atajó su primer aviso en el minuto 2, pero poco pudo hacer en el 38 cuando el tetraganador del Balón de Oro metió la bota para desviar un buen intento raso de Rafinha. Messi celebró medio riéndose, consciente de la curiosa forma que escogió para pasar a la historia. Fue el 0-2, la sentencia. Previamente, Luis Suárez se había estrenado como goleador en partido oficial con el Barça. «Por fin», circuló por la cabeza de Luis Enrique, que gritó con rabia un gol soberbio, cocinado y culminado por el uruguayo, que recibió de espaldas, se deshizo (¡de tacón y caño!) de la presión de Guilherme y cruzó raso al palo largo.

En la segunda parte, el Barça no sesteó pese al resultado favorable. De hecho, si Rafinha terminó expulsado fue porque se tomó realmente en serio la obsesión de su entrenador por recuperar el balón en zona comprometida. Al pequeño de los Alcántara, que ya tenía una amarilla, se le fue la mano en el 70. Sin embargo, el descuido quedó en anécdota, ya que trece minutos antes Messi había firmado el 0-3 a pase de Alves, que se perderá el partido decisivo ante el PSG por sanción. Antes del pitido final también hubo tiempo para la rúbrica definitiva: otro gol de Messi en una acción de tiralíneas.

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