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Morales recibe la felicitación de Ivanschitz - EFE
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El Levante gana el derbi ante el Valencia

Los de Alcaraz siguen recuperando su manual de juego y doblegaron a los de Nuno con goles de Víctor y Morales, que dejaron sin efecto el tanto del recuperado Parejo

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Un argumentario claro, de manual y reconocido le dio el triunfo al Levante en el derbi frente al Valencia. El duelo en el Ciudad de Valencia tuvo esos ingredientes básicos que hacen especiales estos partidos de rivalidad. Tenso, competido, emocionante, con fases de gobierno (bajo el libro de estilo de cada cual) para locales y visitantes, con goles (2-1) y piques. Y ganó lo conocido para los levantinistas. El mencionado argumentario que es la sobriedad y solvencia defensiva, la unión de líneas, la capacidad de trabajo general y el exprimir las acciones a balón parado o las contras en lo ofensivo. Alcaraz sustituyó a Mendilibar teniendo asumida la filosofía levantinista y por lo pronto le viene dando frutos. Cayó un Valencia que erró cuando tuvo oportunidades y acabó ahogándose cuando los azulgrana se adelantaron y se parapetaron para sofocar los intentos inocuos de los de Nuno.

El técnico luso tiró del recuperado Parejo, quien cuajó una excelente acción con Negredo para el empate (marcó primero Víctor), pero que Morales destrozó con un gol de recorrido en una acción personal.

Viene dejando constancia Lucas Alcaraz de que el Levante que quiere es aquel de JIM o Caparrós. Cierre de filas atrás. Minimizar espacios. Sacrificio general. Y salir a la contra. Recibió al Valencia sin ánimo de hacer locuras y salirse de su guión. Así, los de Nuno se encontraron con un escenario propicio para gobernar el control del balón y gestionarlo a su antojo. Quedó claro que Negredo, en su primer partido como titular, era la referencia casi absoluta en ataque. Bajaba a la zona de tres cuartos o esperaba en el área. El caso es que los valencianistas proponían un monólogo de casi media hora con llegadas por los costados (mucho más efectivas por la izquierda), pero también por el centro.

El peligro lo formulaba finalmente Negredo, mientras Mariño salió en tres ocasiones a restar la incandescencia del Valencia. Pese a que el balón se veía continuamente cerca de la portería local, el equipo azulgrana reflejaba una extraña mezcolanza entre una sensación de apuro y la comodidad de estar ajustados a su idea de juego. Superada la media hora, el combativo David Barral tuvo una clara oportunidad para los azulgrana. Centró Iván López por la derecha y el remate de cabeza picado del gaditano se iba cerca del palo izquierdo de Alves.

El juego, en todo caso, tenía ese componente propio de los derbis o de los partidos de máxima rivalidad entre la tensión, lo competido y los piques personales. Barral y Otamendi personificaron el asunto. El árbitro procuró aguantar para comenzar a sacar amonestaciones. En los últimos minutos del primer acto, el dominio del balón visitante tenía menos pujanza, mientras el Levante se animaba. La última acción antes de marchar a vestuarios, fue controvertida. Un balón largo hacia Negredo. El atacante pinchó bien el balón, pero en el cara a cara con Mariño acompañó Vyntra, que hizo caer a Negredo. El colegiado no vio punibilidad (hubiese sido penalti y expulsión).

De Parejo a Morales

Con cinco minutos consumidos tras la reanudación, unos y otros se apuntaban sus primeras ocasiones. Dos para el Levante y una para el Valencia. Remató de cabeza Víctor Casadesús en una acción a balón parado, pero Diego Alves replicó con entereza. Contrarrestó el equipo visitante con un chut duro y complejo de André Gomes (el portugués dejó varias acciones técnicas de mucho peso a lo largo del partdo), pero paró Mariño. A esto siguió un centro de Ivanschitz, que remató Barral a bocajarro, pero encontró a un soberbio Alves.

Empezó muy animado el segundo tiempo. Con un Levante con mucha más ambición ofensiva y alegre en ataque. A ello replicaba el Valencia. El partido tomaba por momentos un fase de idas y venidas de un área a otra. El asunto exigía máxima concentración. El menor error podía acabar en gol. Camino de la hora de partido, Víctor Casadesús remataba en pugna con Mustafi una acción a balón parado para adelantar a los locales, que veían recompensa al arreón voraz del segundo tiempo. Entraba entonces el conjunto de Nuno en una etapa depresiva, sin argumentos y con pocas alternativas para ordenarse. De golpe, el técnico dio entrada a Parejo, recuperado ya de su lesión, y a Feghouli.

Una combinación mágica entre Parejo y Negredo quiso ser la acción del desatasque valencianista. El cetrocampista y anhelada referencia visitante se apoyó con el ariete, quien en un gesto de calidad se la dejó franca a Parejo para que empatase raso y cruzado. Pero en pocos segundos, Morales tiró solo la carrera, mantuvo firme su andadura por el costado derecho hacia el área de Alves y desde la frontal, y ante una mala defensa valencianista, la ponía magistral en el palo largo. Un minuto que elevó al Valencia unos instantes para caer de nuevo a la lona ante la ventaja local.

Los de Nuno no tenían otra que aduñarse del balón y empujar a los levantinistas hacia su portería. Se entraba en la recta final de un partido emocionante, tenso, con ese tufo propio de los derbis. En el 81, De Paul, que sustituyó a un gris Rodrigo (una jornada más), diseñó un centro milimétrico para Negredo que remató solo ante Mariño de cabeza, pero el meta blocó abajo. El Levante se parapetaba, mientras el Valencia se desquiciaba buscando el hueco. De Paul volvió dar otra nota para ganarse el puesto. Jugada individual, cuyo disparo cruzado se fue por poco. Aguantó el equipo de Alcaraz con el guión que tiempo atrás dio éxitos, mientras el Valencia acabó consumando el segundo batacazo de la temporada.

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