Alba, Koke, Busquets, De Gea, Bernat y Bartra, con España
Alba, Koke, Busquets, De Gea, Bernat y Bartra, con España - EFE
Selección Española

Traspaso de poderes en la nueva España

Después del chasco del Mundial, Del Bosque refresca la piel de la selección con serenidad, dando cada vez más protagonismo a los jóvenes

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En el armónico desfile de España por el desangelado Josy Barthel, apretando con fuerza la lluvia en la otoñal noche de domingo en Luxemburgo, imperaba la juventud de esta nueva selección, regenerada casi por obligación para encontrarse de nuevo con la gloria.

Del Bosque rechaza la palabra revolución porque él no es de cambios bruscos y así se explicó después del desengaño de Brasil, prudente cuando las masas exigían cabezas desde el calentón. «El futuro está a salvo sea cual sea el seleccionador que esté. Tenemos una buena base», se defendió en la depresiva Curitiba. El seleccionador, tras unos días de reflexión, acabó siendo él y ahora aplica con sosiego la renovación. Un traspaso de poderes en esta nueva España.

En Brasil se acabó la carrera internacional de Xavi Hernández, Xabi Alonso y David Villa, presumiblemente cerrada la puerta para el asturiano porque se ha ido a Estados Unidos a apurar sus últimos goles. Parece también poco probable que regrese Pepe Reina y Fernando Torres está ahora mismo fuera de los planes. Nombres ilustres, fundamentales para la conquista de las dos Eurocopas y del Mundial, pero que ahora no enganchan con lo que busca el cuerpo técnico. España muda de piel y aparenta ser mucho más joven. De hecho, lo es.

Una vez quedó resuelto el trámite de Luxemburgo, Del Bosque repartió minutos y oxigenó al grupo. Entró Pedro y debutaron Juan Bernat y Rodrigo, dos más para una estadística que ya cuenta con 49 estrenos en esta era, almas frescas para una España que está pensada para romper otra vez en 2016, en la Eurocopa de Francia. Al término del encuentro, la media del combinado nacional era de 24 años y 171 días, un promedio tan bajo que no se veía desde 2007.

«Del Bosque cuenta con los jóvenes y para nosotros es un aliciente, nos motiva porque las puertas de la selección están abiertas para cualquiera», cuenta Rodrigo Moreno, encantado después de su puesta de largo con la absoluta. «Está claro que si estamos aquí es porque el míster lo considera oportuno», añade Paco Alcácer, cuyo salto desde las categorías inferiores ha sido portentoso. «Veo muy buena sintonía entre los que hemos entrado nuevos y los que ya estaban. El equipo va a ir a más», comparte. «Hace un año estaba jugando el Mundial con la sub 20 y ahora formo parte de la absoluta, debutando y marcando. No se puede pedir más», exclamaba Bernat.

Dulce transición

Tampoco el encuentro de Luxemburgo sirve como muestra real de lo que tiene que ser la selección por la entidad del rival, pero sí permite probaturas con vistas al mañana, que ya casi es hoy. En buena parte, lo que quiere Del Bosque es que se hagan las cosas con serenidad, que no haya decisiones llamativas para no avivar el debate.

Así sucede en la portería, o eso al menos pretende, empeñado en que lo de Íker Casillas sea una «dulce transición» para beneficio de David de Gea. El meta del Manchester United fue titular por primera vez en un encuentro oficial y desde octubre de 2009 que Casillas no jugaba de inicio en una cita de fase de clasificación. Ese asunto, sin embargo, es distinto a cualquier otro por tratarse de Casillas, el debate de nunca acabar que ahora ya no sólo se vive en el Santiago Bernabéu.

En verano, después de la bofetada del Mundial, la Federación se puso en contacto con una serie de jugadores para pedirles que dieran un paso al frente. La idea inicial era que Sergio Ramos (28 años), Andrés Iniesta (30) y Cesc Fábregas (27) fueran la base sobre la que debía rotar la selección, los nuevos líderes y a los que les corresponde suplir el vacío de los ausentes.

Efectivamente, no hay revolución porque en esta concentración, sin ir más lejos, 16 de los seleccionados estuvieron en Brasil. Pero no se puede negar que hay cosas nuevas, rejuvenecida la plantilla. Diez de los que fueron llamados para los choques de Eslovaquia y Luxemburgo no pasan de los 25 años –Costa incluido, aunque cumplió 26 al inicio de la convivencia–.

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