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Ciclismo | Vuelta a España

Fiesta y un belga en Bilbao

Jens Keukeliere se impone en la Gran Vía bilbaína después de un animado recorrido entre el calor de los aficionados vascos

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Un belga de trazo irregular coronó uno de los santuarios del ciclismo. Jens Keukeliere ganó en Bilbao. Detrás de ese titular, anida un sentimiento muy arraigado: el amor del País Vasco por el ciclismo.

Hay puntos del planeta, en particular en la vieja Europa, que han colonizado el ciclismo por el entusiasmo y la entrega de sus seguidores. La tradición y el gusto por las bicicletas se transmite de geenración a generación, de comarca a comarca, de pueblo a pueblo. El Véneto en Italia tiene su epicentro en Marostica, donde el fervor popular alcanza cotas de paroxismo. En Francia la región que manda en el ciclismo es la Vendée, lindante con el Atlántico, al norte de Burdeos, con el núcleo en La Roche sur Yon.

Los nuevos tiempos han situado a Manchester en el corazón de la vida ciclista en el Reino Unido. En España, dos zonas se disputan la pasión: el País Vasco y Castilla y León, en particular Ávila.

El regreso de la Vuelta al País Vasco después de la eclosión de hace cuatro años (victoria de un corredor local, Igor Antón, en Bilbao) fue sinómino de alegría, calor y empuje social. La gente disfruta con las bicis en los rincones del País Vasco. Un gusto con raíces que nadie sabe de dónde vienen, pero que se expresa en etapas como la de este jueves en la Vuelta. La subida al Vivero fue un espectáculo y dio igual que solo un grande apareciese en escena (ese ataque sin futuro de Contador). El público animó a todos, sin distinción de nacionalidad.

Con movimiento y velocidad, pero sin lucha total entre los grandes (a Contador lo redujo Valverde en el puerto de segunda), el triunfo fue para el belga Keukeliere, rematador en un sprint reducido de la etapa a la que aspiró Luis León Sánchez.

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