LeBron James y Stephen Curry pelean por un balón en el primer partido de la final de 2015
LeBron James y Stephen Curry pelean por un balón en el primer partido de la final de 2015 - REUTERS

Todo lo que necesitas saber sobre la final de la NBA

Golden State Warriors y Cleveland Cavaliers se jugarán el título a partir de la madrugada del jueves en una reedición de la final de 2015

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La NBA tenía un rey de fuertes músculos y cuerpo de cyborg hasta que un muchacho con cara de niño y muñeca extraterrestre le robó la corona. No solo le quitó eso: el nuevo rey, que responde al nombre de Stephen Curry, se asignó el papel de protagonista en la película del baloncesto. Hace más de un año que todo el mundo mira a Curry y a su sensacional equipo, los Golden State Warriors, cuando piensa en el deporte de la canasta.

Ahora LeBron James, el rey destronado, tiene la oportunidad de volver a reclamar una corona que él siempre ha creído suya. ¿Podría haber un guión mejor? Difícilmente. La NBA vive tiempos felices y la final de este año, que igual que en 2015 vuelve a enfrentar a los Warriors, vigentes campeones, con los Cleveland Cavaliers, es una nueva prueba.

Los Warriors y su caza de la historia

La final cierra el año mágico de los Golden State Warriors, la mejor temporada de la historia: 73 victorias y 9 derrotas en el curso regular, una marca que nadie había alcanzado y que supera el legendario 72-10 de los Bulls de Michael Jordan. Aun así, en el equipo de Oakland han repetido durante todo el año que el récord no serviría de nada si al final son otros los que se llevan el campeonato.

Por si no lo recordaban, estos Playoffs les ha demostrado lo difícil que es ganar el título por muy bueno que seas. Los Warriors se encontraron con que en el primer partido de las eliminatorias Stephen Curry se torció el tobillo; cuando volvió, dos encuentros después, se dobló la rodilla. Una temporada histórica quedó pendiente entonces de un diagnóstico médico que al final terminó siendo relativamente positivo, pero que hizo sentir el miedo a los Warriors.

Dos rondas después, ya con Curry de vuelta, los Oklahoma City Thunder machacaron a los Warriors, una circunstancia insólita en los dos últimos años. Oklahoma City, con unos imperiales Durant y Westbrook, apalizó por dos partidos seguidos a los campeones y se puso con una ventaja de 3-1 que dejaba a los Warriors al borde del K.O. Acostumbrados a que todo fuera siempre de maravilla, Golden State se enfrentó a lo desconocido.

En su prueba más dura hasta la fecha, los Warriors ganaron tres partidos seguidos sin margen de error y se han ganado otro viaje a la final de la NBA. Allí tendrán enfrente a los Cavaliers, un rival muy distinto a los Thunder pero también a los propios Cavs que jugaron la final de 2015.

¿La misma final que el año pasado? Sí y no

El año pasado los Cavaliers llegaron a la final con la baja del ala-pívot Kevin Love y solo pudieron contar con el base Kyrie Irving en el primer partido, dos de sus tres mejores jugadores. Obligado por la necesidad, Cleveland se transformó entonces en un equipo de defensa férrea, casi siempre con dos hombres altos en la cancha al mismo tiempo, y limitado en ataque. Hicieron sufrir a los Warriors, que necesitaron varios cambios tácticos importantes para dar la vuelta a la eliminatoria, y los Cavs llegaron hasta donde pudo LeBron, finalmente exhausto por cargar todo el peso de su equipo. El resultado fue un 4-2 para Golden State.

Love e Irving sí están en esta final, que llega en el mejor momento posible para los Cavaliers. Con Tyronn Lue como entrenador (novato y sustituto de David Blatt, que dirigió al equipo hasta febrero) Cleveland se ha paseado por las rondas anteriores (4-0 a Detroit, 4-0 a Atlanta, 4-2 a Toronto). Esta es la sexta vez consecutiva que LeBron James juega las Finales y gana la Conferencia Este, una cifra que solo encuentra precedente en los históricos Boston Celtics que dominaron la NBA en los años sesenta.

Más triples que los reyes del triple

Al pensar en el tiro de tres se vienen a la cabeza automáticamente Stephen Curry y Klay Thompson, los dos puntales de los Warriors. Thompson ha sido probablemente el mejor jugador de Golden State en la serie contra Oklahoma City: en el sexto partido, el escolta anotó 11 triples (41 puntos), más que nadie en cualquier partido de Playoffs de la historia, y promedia casi los mismos puntos que Curry en la postemporada (26,2 por 26,7). Curry es simplemente el mejor tirador de la historia, un jugador insólito que está redefiniendo los límites del baloncesto.

Y aun así, son los Cavaliers llegan a la serie como los dueños de la línea de tres. En los Playoffs Cleveland está tirando más de tres que nadie (33 veces por partido), metiendo más triples que nadie (14,4) y con más acierto que el resto de equipos (43 por ciento), incluyendo a los propios Warriors (Curry y compañía anotan casi dos triples menos por partido que Cleveland). Los Cavs se han convertido en una máquina en la que el balón se mueve rápido para buscar al jugador exterior en mejor posición para tirar de tres.

LeBron James machaca en un contraataque contra Toronto
LeBron James machaca en un contraataque contra Toronto - AFP

No solo los exteriores, sino que también los hombres altos de Cleveland viven del triple. Además de Kevin Love, Channing Frye (adquirido en febrero en un inteligente traspaso con los Orlando Magic) está encestando el 60 por ciento de los triples que intenta desde sus 2,11 metros de estatura. En la NBA de hoy, los pívots que tiran bien de fuera son oro puro, porque su presencia lleva a un defensor (normalmente alto) hasta lejos de la canasta, y libera ese espacio para el resto de sus compañeros. La presencia de Frye está desatando a los Cavs en ataque, aunque es de esperar que los Warriors encuentren soluciones (por ejemplo, defenderle con un jugador más pequeño) para minimizarlo.

Aun así, aunque los Cavaliers metan más triples, es posible que Golden State siga teniendo ventaja en esta faceta. Los tiros de Curry y Thompson son previsiblemente imprevisibles: sabes lo que van a hacer, pero contenerlo es casi imposible. El propio LeBron James lo reconoce: «Klay y Steph son probablemente los dos mejores tiradores que hayamos visto. Frente a algunos de sus tiros no hay nada que se pueda hacer».

El dominio de LeBron

Irónicamente, en un equipo que bate récords en el tiro exterior (sus 25 triples anotados en el segundo partido ante Atlanta son el máximo registro de cualquier equipo en toda la historia), su mejor jugador tiene serios problemas en esta faceta. LeBron James lleva tirando mal todo el año, y en Playoffs los equipos se intentan aprovechar de esto (hasta ahora con muy poco éxito) para intentar defenderle. Tirar de fuera es de lo poco que está haciendo mal James, que controla con maestría los ataques de su equipo, y que además está machacando a sus rivales desde las cercanías del aro.

Esta versión de James ha servido para que Cleveland ganase 10 de los 12 partidos de Playoffs que han jugado, pero todo detalle es necesario para superar a los Warriors. Nadie lo sabe mejor que los Oklahoma City Thunder, la última víctima de Golden State, que lo tuvo todo para mandar a los campeones de vacaciones. Oklahoma agobió a Stephen Curry hasta sacar una versión desconocida del doble MVP. Curry solo encontraba brazos rivales donde habitualmente veía un camino hacia el aro, ya fuera a través de sus tiros o de pases a sus compañeros. Los Thunder lo consiguieron gracias a la presencia física de sus jugadores, que forman uno de los equipos más altos de la liga.

La identidad de Cleveland es muy distinta: los Cavs tienen muy pocos mimbres para replicar esta fórmula, y si lo intentaran, renunciarían a lo que les ha llevado al éxito en las tres series anteriores. Pero la gran cuestión de la serie en general es si los Cavaliers pueden defender con éxito a Golden State, un ataque lleno de inteligencia, tiro exterior y fundamentos que, hasta cruzarse con los Thunder, había arrasado a toda la NBA.

El enigma de Kevin Love

Kevin Love es el interrogante de los Cavaliers desde que llegó al equipo. Cleveland lo adquirió en un movimiento recomendado por LeBron James para construir un equipo que pudiese ganar el título desde el primer momento. La adaptación de Love, que era una estrella en Minnesota (su anterior equipo), siempre ha sido un tema de conversación en Cleveland, un constante tira y afloja entre el talentoso ala-pívot y su equipo.

Lesionado en los Playoffs del año pasado, Love ha jugado muy bien en los de este curso. Y sin embargo, ante la eliminatoria más importante de su vida, le sigue persiguiendo una sombra de duda que además está justificada. Love no es un mal defensor, pero tiene dos problemas: se pierde si está lejos del aro y no intimida a sus rivales cuando está cerca.

Los Warriors son el peor equipo posible para la defensa de Love, y van a buscar constantemente aprovecharse de sus defectos. A la vez, Love es un ala-pívot, que es la posición desde la que mejor desata su dominio LeBron James. Tyronn Lue se enfrenta a un dilema que puede decantar el título: jugar muchos minutos con LeBron como «cuatro» a cambio de perder presencia en cancha de su tercer mejor jugador, o insistir con Love para buscar poderío en ataque a riesgo de que los Warriors les hundan en el otro lado de la cancha. Los Cavs han encontrado su mejor versión justo a tiempo, pero está por ver si les servirá contra Golden State, el equipo más especial del mundo.

El «quinteto de la muerte»

Los Warriors cuentan con una carta bajo la manga: el «quinteto de la muerte». Cuando Cleveland tenía una ventaja de 2-1 en la final del año pasado, Steve Kerr, entrenador de Golden State, hizo caso a uno de sus asistentes más jóvenes, que le había propuesto un cambio en el quinteto titular: sustituir a Andrew Bougt, un pívot de 2,13 m., por Andre Iguodala, un escolta de 1,98 m.

Andre Iguodala celebra un triple ante los Oklahoma City Thunder
Andre Iguodala celebra un triple ante los Oklahoma City Thunder - AFP

El cambio destapó al llamado quinteto de la muerte, una alineación en la que el pívot, el magnífico Draymond Green, no llega a los dos metros. Con estos cinco jugadores, Golden State juega un baloncesto líquido y útopico para el que no se conocía antídoto: todos tiran, todos defienden, todos corren, todos pasan. En ataque hay tantos espacios y tanta movilidad que intentar evitar que anoten es una pesadilla, y en defensa son todos tan versátiles y tan ágiles que cierran cualquier apertura. Kerr utiliza este quinteto como un «deus ex machina»: lo arroja a la cancha cuando tiene problemas para que los resuelva por arte de magia.

En los dos partidos en los que noquearon a Golden State, los Thunder lograron pulverizar al quinteto de la muerte, pero los Warriors lo hicieron resucitar en sus tres últimas victorias, donde la combinación de estos cinco jugadores (Curry, Thompson, Iguodala, Harrison Barnes y Green) volvió a ser letal. Si Cleveland quiere ganar el título, tendrá que castigar el único punto débil de este quinteto, el rebote defensivo, donde cuenta con un gran especialista como Tristan Thompson, un jugador limitado en el resto de facetas.

Los Cavs también necesitarán que Kyrie Irving esté en su mejor versión, tanto en ataque (donde está brillando como el gran anotador que es) como en defensa (donde previsiblemente lidiará con Steph Curry), y que JR Smith siga tirando tan bien como en el resto de los Playoffs. Ningún equipo ha ganado un título sin la aportación puntual de sus jugadores secundarios: el duelo entre los banquillos, aparentemente ventajoso para Golden State, será también una cuestión decisiva en la final.

Kerr cambió su quinteto titular también en el último partido contra Oklahoma City para introducir a Iguodala, el mejor defensor del equipo y el MVP de la última final por su trabajo impecable sobre LeBron James. No está claro si lo repetirá de inicio contra Cleveland, aunque lo haga o no, Iguodala será un jugador muy importante para Golden State.

Los Warriors penalizan como nadie cualquier falta de concentración del rival, algo que puede ser muy importante unos Cavs que tienen problemas para completar 48 minutos seguidos a tope de intensidad. Quizá ese es el gran reto para LeBron James, más descansado y mejor acompañado que en la final del año pasado, que busca su tercer anillo ante un desafío doble: llevar un campeonato por primera vez a Ohio, su región natal, y proclamar que sigue siendo el rey.

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