A sus 36 años, Andrés Nocioni no tiene ya la velocidad de piernas que cuando llegó al Caja Laboral ni la frescura que le llevó a la NBA poco después. Sus pilas se agotan, sí, pero el argentino ha sabido entender ese declive de la mejor manera. C uidándose como pocos y aprovechando cada segundo de energía en pos del equipo . Un jugador vital e imprescindible cuando llega la parte clave de la temporada.
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