Otra pájara con final feliz para el Real Madrid

A este Real Madrid de principio de temporada le cuesta entrar en los partidos. Quizá es la llegada de nuevos mimbres o quizá la desidia que da jugar partidos sin aparente trascendencia, pero lo cierto es que por una u otra razón el equipo tarda en engrasar la maquinaria.

Ante el Zalgiris, el panorama fue el mismo que en los anteriores encuentros de esta temporada. Defensa laxa y juego individual en ataque. Caldo de cultivo ideal para que el rival se le subiera a las barbas por momentos. Dominó el Zalgiris durante el primer tiempo, gracias sobre todo al acierto de Anderson (13 puntos antes del descanso) y a la gran dirección de Lekavicius (4 asistencias en ese tiempo).

La ventaja lituana llegó a rozar la decena en el segundo cuarto, donde el Madrid comenzó a reaccionar con la entrada de Sergio Rodríguez , Felipe Reyes y Nocioni. El primero aportó velocidad y visión de juego y los otros dos la agresividad necesaria para cortar las florituras del Zalgiris en ataque. Se acabaron los tiros fáciles y las transiciones pesadas. Fue otro Real Madrid , que comenzó enjugar la diferencia hasta dejarla en tres puntos antes del tercer cuarto (32-35).

La salida tras el paso por los vestuarios fue pausada, pero segura. Nada de revoluciones alocadas. Fue una remontada tranquila, cimentada en una gran defensa –sello personal de este equipo– y el desgaste del rival. Dejaron de entrar los tiros de Anderson y el Zalgiris se diluyó. La rotación dejó en nada al conjunto lituano, al que le falta fondo de armario. Justo al contrario que a los de Pablo Laso , que si en la primera mitad había encontrado en Sergio Rodríguez a su salvador particular, en la segunda lo hizo en la figura de Campazzo y Bourousis, que evitaron que la nueva siesta del Real Madrid acabara en pesadilla.