Sergio García
Sergio García - AFP

MastersSergio García manda en Augusta

El español, que ahora juega sin presionarse, es líder a falta de las dos últimas jornadas

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cuando un jugador lleva casi dos décadas en la élite del golf mundial es porque tiene unas cualidades innatas para este deporte. Si, además, su palmarés se lustra con veintisiete triunfos por todo el planeta, está claro que hablamos de un genio. Pero hay veces que se juzga más a las personas por lo que no tienen que por lo que atesoran; de ahí que a Sergio García se le suela echar en cara que todavía no ha ganado un grande, en lugar de alabar todo lo que ha conseguido en su carrera. Ahora, García vuelve a estar en boca de todos porque se ubica entre los serios candidatos al título en Augusta después de dos jornadas magníficas.

imagen

Quizá liberado de la presión por la irrupción de Jon Rahm, el español se ha presentado en Augusta con el mejor estado de ánimo posible, consciente de sus posibilidades pero sin querer forzar la máquina.

En este 2017 se le ha visto muy cambiado, con una forma de plantear los torneos modificada en la que, sin dejar de ser pasional en los éxitos (los sigue celebrando con el puño cerrado), no se deja arrastrar por los errores. Y qué mejor sitio para ponerlo en práctica que en el National de Georgia, el grande en el que nunca ha conseguido triunfar. Su relación de amor/odio con el jardín de Bobby Jones se basa en que nunca ha conseguido quedar más arriba del cuarto puesto y que siempre ha considerado que la rapidez de los «greens» no era justa con los buenos golpes que pegaba.

Así que, ahora que disputa su «major» número 71 consecutivo, ha decidido jugar Augusta a su manera. Con paciencia, paciencia y paciencia. Y gracias a esa estrategia consiguió acabar la primera jornada bajo par (71) en medio de un vendaval, sin cometer ni un solo error. Pero lo mejor estaría por llegar ayer: ya asentado en el torneo y con un campo más seco y duro, se lanzó al ataque sin complejos: mostró su mejor cara ofensiva (seis «birdies») y, sobre todo, su nueva capacidad de recuperación (se sobrepuso a tres «bogeys»). Con cuatro bajo par, se colocó como líder desde la sesión matinal y no hubo ningún jugador capaz de superarle en toda la tarde.

A su lado se encuentran el sorprendente Charley Hoffman (que no pudo mantener el vueltón del jueves), el belga Thomas Pieters y el estadounidense Rickie Fowler, que jugó como los ángeles y firmó una tarjeta de 67 golpes.

Jon Rahm, de cine

Si la actuación del castellonense está llamando la atención, qué decir que lo que está consiguiendo Jon Rahm en sus primeras armas en este campo. Con una madurez impropia de quien solo ha jugado dos vueltas, repitió las buenas sensaciones de la primera vuelta y, por además, consiguió terminar bajo par (70, para un acumulado de menos uno), lo que le permitió alzarse a la sexta plaza y dejar todas sus opciones abiertas de cara al fin de semana. Con su desparpajo y seguridad, no es descartable que arme la marimorena en las dos rondas que quedan.

Sorprendentemente para su juventud y su carácter volcánico, el de Barrica fue haciendo acopio de tranquilidad y supo esperar sus momentos. En el hoyo hoyo ya iba dos abajo y parecía que se iba a comer el mundo, aunque un doble «bogey» en el 10 le devolvió a la realidad: Augusta es un hueso muy duro de roer y hay que prestar atención a todos los golpes, sin tomar confianzas. Y ahí fue donde salió a relucir el genio del vasco, que con dos «birdies» en el 11 y el 13 se colocó de nuevo en números rojos.

Su actuación tiene otro mérito añadido, como es que solo hay nueve hombres por debajo del par y Rahm es uno de ellos. Parece que las condiciones del campo le van cada vez mejor (las banderas de ayer no estuvieron tan castigadas por el viento y los «greens» rodaron más rápido) por lo que puede ir ganando enteros a medida que pasen los hoyos. Es un favorito más.

Ver los comentarios