Natación

Ganar sin límite de edad

Mejores planes de entrenamiento, ciencia adaptada al deporte, mayor soporte médico... algunas de las claves para alargar los éxitos en la piscina

Mireia Belmonte, durante su prueba de 200 mariposa EFE
Laura Marta

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Con solo unas horas para disfrutar de las tres medallas y recuperarse del cansancio, Mireia Belmonte ya está camino de su siguiente objetivo: la Copa del Mundo de Moscú (2 y 3 de agosto). La española luce su mejor versión por las piscinas del mundo, de Europa y olímpicas. Son triunfos que recoge después de toda una vida, con un primer podio de entidad en el Europeo de piscina corta de Debrecen 2007, una plata en 400 estilos. A partir de ahí, una década de éxitos que quiere alargar. Los resultados y la ambición la acompañan, y también los avances en entrenamientos, medicina, ciencia y profesionalidad, y que favorecen que pueda seguir cumpliendo años como cumple retos.

Es un fenómeno que se produce en muchos deportes, especialmente relevante en la natación porque en estos Mundiales de Budapest se han visto podios integrados por nadadores casi adolescentes con otros que rozan o incluso superan la treintena . No es todavía el caso de Mireia Belmonte, en plenitud con 26 años, pero ya tiene un récord de longevidad, por extraño que parezca. La badalonesa logró el oro en 200 mariposa en los Juegos de Río 2016 con 25 años, y en Budapest, con 26, una edad «avanzada» para lo que es costumbre en esta prueba . En Londres 2012 ganó Jiao Liuyang, cuando todavía no había cumplido los 21 años; y en Pekín 2008, Liu Zige tenía 19. En el Mundial de Kazán 2015, Natsumi Hoshi venció con 23; en Barcelona 2013, Zige, con 24; en Shanghái 2011, Liuyang tenía 19; en Roma 2009, Jessicah Schipper se hizo con el oro con 23.

«Son varios factores los que influyen en esta mayor longevidad de la vida profesional de los nadadores, lo primero es la adecuación de los modelos de preparación. Es decir, antes era entrenar, entrenar y entrenar, hasta quedar agotado. Ahora se analiza con mucho más detalle el sistema de planificación de cargas . Se estudia si es mejor añadir más o menos intensidad en cada sesión, para optimizar el resultado y que el nadador sea capaz de estar recuperado más veces durante toda la temporada», indica para ABC Alberto García Bataller , entrenador de la triatleta Ana Burgos y profesor investigador en el INEF de Madrid.

Para ello, debe involucrarse el deportista. La calidad de vida que lleve fuera de la piscina es determinante. Lo que es capaz de cuidarse: en cuanto a sueño, descanso, actividades paralelas repercutirán en los resultados. Pero ya no basta con que funcione el dúo de compromiso y confianza entre entrenador y pupilo. La natación es un deporte en el que se compite de forma individual, pero se prepara en colectivo. «El soporte médico es fundamental: cuando hay una lesión existen hoy muchos elementos de diagnóstico para saber exactamente qué ocurre, en qué zona y cómo tratarlo . Se es mucho más eficaz, rápido y certero que antes, lo que mejora y acorta la recuperación», prosigue García Bataller.

Ciencia y madurez

Pero hay más. Alrededor del nadador existen profesionales como los psicólogos que educan su mente ante los retos y las dificultades, nutricionistas que optimizan su dieta y técnicos que estudian la biomecánica y adaptan los ejercicios a la fisiología de su cuerpo. La ciencia también alarga la vida en la piscina. «Tenemos herramientas y medios que explican que ahora se pueda seguir siendo exitoso con más años. Es muy interesante porque te da una visión a largo plazo para poder planificar. Es motivante para el nadador porque encuentra una fuente de mejora que puede controlar, monitorizar y comproba r si funciona por sí mismo», explica Fred Vergnoux.

«También el nadador, conforme va sumando años, gana en madurez. Es más consciente de su cuerpo y de que un régimen más estricto en cuanto a comidas o descanso puede ayudarle. Antes los velocistas llegaban a su plenitud con 24 años. Los fondistas, con 21 o 22. Y estaban fundidos porque no se sabían cuidar más. Ahora, para ganar una medalla en un Mundial, el rendimiento deportivo entre los primeros es de 0.1 o 0.2, una diferencia mínima que puede estar en comer bien o haber dormido un poquito mejor », continúa García Bataller.

No obstante, esta longevidad no es óbice para que en cada competición se descubran campeones que todavía no pueden conducir. Como llegó Katie Ledecky en los Juegos de Londres 2012 para ganar el oro en 800 libres con 15 años y cuatro meses. O como se descubrió Bingjie Li en este Mundial para, apoyada en el descaro de sus 16 años, perseguir a la estadounidense para lograr la plata en el 1.500. Y que la mayoría de medallistas en Budapest ronde la veintena: Caeleb Dressel (20), Xu Jiayu (21), Eugeny Rylov (20), Anton Chupkov (20), Simone Manuel (20), la propia Ledecky (20), Lilly King (20). Pero si la edad mínima nunca fue un impedimento para ganar, ahora tampoco lo es la edad máxima.

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