Boxeo

El combate del exceso

Las carreras de Mayweather y McGregor rivalizan en acciones y declaraciones estrafalarias

McGregor y Mayweather, frente a frente el

MATÍAS G. REBOLLEDO

Dicen los entendidos en esto de la pugilística que el combate entre Connor McGregor y Floyd Mayweather no es más que un espectáculo mediático sin interés deportivo. Quizás tengan razón, pero los más de 15.000 periodistas acreditados y los 500 millones de euros que moverá el combate también son un argumento de peso a tener en cuenta. El T-Mobile Arena de Las Vegas (dónde si no) será testigo del acontecimiento luchístico del año: uno de los mejores boxeadores de la historia contra el hombre que llevó la revolución de los «pequeños» a las artes marciales mixtas. Salvando sus diferencias deportivas, el irlandés y el americano tienen en común mucho más de lo que les gustaría reconocer.

Floyd «Dinero» Mayweather es natural del Estado de Michigan y se nutrió a base de boxeo desde la cuna. Hijo y sobrino de púgiles de prestigio, el todavía invicto Mayweather parecía hecho y predestinado al éxito. Tras una carrera brillante como amateur, llegó a competir y a ganar el bronce en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996. Las ofertas le empezaron a llegar de todas partes y apenas tres meses después de colgarse el metal, comenzó su carrera como peso súper-pluma en el boxeo profesional. Su ascenso meteórico le granjeó su apodo y el éxito se empezó a asociar con un luchador defensivo, una auténtica trinchera de resistencia y espera letal.

De la mano de los triunfos (nueve cinturones para once reinados) vino la imagen del Mayweather que conocemos ahora. El que es capaz de aparecer en películas o eventos de lucha libre y que copa los titulares de los diarios sensacionalistas por sus problemas con la justicia. El boxeador americano ha sido condenado dos veces por violencia doméstica y ha sido arrestado hasta en seis ocasiones, llegando a cumplir hasta 12 meses de servicios comunitarios . La polémica y el boxeador van de la mano y él ha sabido nutrirse de ello. No en vano, Mayweather se quedará con 400 millones de la bolsa del combate frente a los 175 de su oponente.

«Notorio»

McGregor , nacido a siete kilómetros del centro de Dublín, es la definición andante de la soberbia. Rápido y voraz, dentro y fuera del octógono, es un luchador primero ligero y luego pluma al que podemos considerar como garante del deporte del vale-tudo alrededor del mundo. Junto a Brock Lesnar y a Randy Couture forman la Sagrada Trinidad de los luchadores de MMA que han dado esplendor y fama a la disciplina. La diferencia es que McGregor pesa poco más de la mitad que los dos anteriores. La habilidad del irlandés para atraer al espectador medio hacia UFC es incontestable. Su estilo chulesco y su habilidad para el trash-talking (literalmente, «hablar basura») han hecho de cada enfrentamiento suyo un acontecimiento por sí mismo.

Como en toda disciplina de contacto, las luchas se ordenan por importancia, siendo la última la que todo el mundo quiere ver. McGregor, gracias a su parafernalia, consiguió poner a los de su categoría en el mismo nivel de espectacularidad que los pesos pesados. Esa capacidad para acaparar la atención del respetable le hace merecedor del «Notorio» , mote con el que siempre es presentado antes de los combates. Y es esa atención la que ha sabido usar tanto para hacerse un nombre en su disciplina como para apoyar distintas causas: firme defensor de los derechos de los homosexuales, ha participado en varias campañas para la legalización del matrimonio gay y contra el acoso escolar.

Mayweather y McGregor, Floyd y Connor. Ambos luchadores llegan a Las Vegas como los mejores en lo suyo y con el cartel de «no hay entradas colgando hace meses. Estas dos bestias del combate se medirán cuerpo a cuerpo envueltos en una increíble maquinaria publicitaria. Exceso sería la palabra adecuada para definir todo lo que rodea a los dos contendientes, tanto fuera como dentro del ring. El chulo y hortera irlandés contra el prepotente y sobrado americano, el comprometido McGregor contra el excelso Mayweather. El mundo entero estará atento.

Un pique para la historia

No hay que ser Sherlock Holmes para encontrar los motivos de la pelea entre McGregor y Mayweather: poderoso caballero es Don Dinero. Este nuevo «combate del siglo» moverá 500 millones de dólares entre bolsas de apuestas y televisiones, pero se estima que el impacto directo económico puede llegar hasta los 1.000 millones sin despeinarse.

Mucho ha llovido desde el «Rumble in the Jungle» que enfrentó a Ali y Foreman con la financiación y el beneplácito del dictador del Zaire Mobutu Sese Seko. El boxeo profesional ha perdido parte de ese aura oscura y sucia que alimentaron los escándalos de apuestas y ahora Las Vegas será escenario, tal y como lo fue del encuentro entre Mayweather y Pacquiao en 2015.

El luchador irlandés y el púgil americano se medirán a golpes en el terreno del segundo, pero llevan años tentándose en redes sociales. Con la prepotencia que les caracteriza, han alimentado un «pique» que tiene su origen el 2 de julio de 2015 , cuando McGregor aseguró en tono condescendiente que «no habría nada mejor que bailar en un ring de boxeo por 180 millones de dólares». Mayweather no entró al trapo, pero sí un año más tarde, cuando aseguró que el irlandés y Rhonda Rousey solo estaban en un puesto de privilegio por ser blancos y que el racismo seguía campando a sus anchas por las artes marciales mixtas.

Finalmente, el 20 de mayo del año pasado, Mayweather hacía públicas sus intenciones de medirse a McGregor a un tabloide americano y los representantes se ponían manos a la obra. Sea su rivalidad algo real o mera fantasía, lo cierto es que han conseguido atraer la atención mediática a su encuentro en el ring.

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