Momento de la caída en el que socorren a Boeckmans
Momento de la caída en el que socorren a Boeckmans - ABC
Vuelta a España

Boeckmans recupera el aliento

Los médicos confían en sacarle este lunes del coma, mientras Sagan se va harto de esta caótica Vuelta

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Markel Irizar compartió caída con Boeckmans, el ciclista belga que, aún en coma inducido, está ingresado en el hospital murciano Virgen de Arrixaca. Con Irizar también se fue al suelo el líder de su equipo, Schleck. El luxemburgués le pidió ayuda para desenganchar las bicicletas, enredadas en el tumulto. Entonces, Irizar lo vio: Boeckmans de lado, ni un movimiento en el pecho. Sangre. Silencio frío en medio del caos. Temió que estuviera muerto. Casi. No respiraba. Tenía la cara destrozada contra el bordillo.

Mikel Martínez, médico de la Vuelta, le devolvió la vida liberándole la tráquea con el tubo de Guedel. Entre el médico vizcaíno y el servico del 061 lo sacaron adelante. El sábado por la noche, Boeckmans pasó por el quirófano.

Tiene un pulmón perforado y varios huesos del rostro aplastados. Continúa intubado y estable. Los médicos creen que hoy podrán sacarle ya del coma. La rehabilitación y la reconstrucción de la cara llevarán tiempo. Queda una duda: saber si sufre algún daño neurológico. La madre del corredor belga estuvo en el hospital. Nada más ver a Mikel Martínez le abrazó.

La mejoría en el estado, todavía grave, del corredor belga alivió un punto el tenso ambiente de esta Vuelta. Ya comenzó torcida, con la amenaza de plante de los ciclistas si no se anulaban los tiempos de la contrarreloj por equipos, a disputar sobre el peligroso trazado del paseo marítimo de Marbella. Luego vino la expulsión de Nibali, una de las estrellas, que se agarró con descaro al coche de su equipo para alcanzar al peloton antes de llegar a Caminito del Rey. Ese día, como el resto hasta ahora, la carrera rodó aplastada por el sol andaluz. «Es inhumano», protesta Quintana. «Es ridículo correr así. La Unión Ciclista Internacional debería tomar medidas», criticó Sagan, que iba a ser protagonista el sábado del peor día de la Vuelta.

Sábado negro. Primero, a 50 kilómetros de Murcia, se cayó Boeckmans. Las manos y el buen ojo médico de Mikel Martínez evitaron su fallecimiento. En esa trinchera también tocó suelo el belga Stuyven. Se levantó. Notó el dolor en una de sus muñecas, pero siguió adelante, tanto que ganó al final la etapa por delante de Pello Bilbao. En la rueda de prensa posterior, Stuyven se quejó de la mano. Algo no iba. Una radiografía detectó el origen del dolor: tenía el escafoides roto. El domingo no pudo tomar la salida. Tampoco estuvo en ese arranque de Torrevieja Peter Sagan.

El eslovaco acababa de dar un portazo a la Vuelta. A ocho kilómetos del final de la etapa del sábado, una motocicleta de la organización que lleva ruedas de repuesto le arrolló por detrás. Le revolcó. Le machacó el muslo y el glúteo izquierdos. Con rabia, justificada, arremetió contra coches, motos, bicis... Le multaron por mal comportamiento, por dar una mala imagen. No salió. « No puede continuar la carrera con las lesiones que sufre. Regresará a casa lo más pronto posible», señaló el equipo Tinkoff.

Cuando se calmó, Sagan dio su versión: «Por desgracia, no es la primera vez que ocurre un incidente de este tipo. Hay motos que no se toman en serio la seguridad de los corredores. Por suerte, mis lesiones no son muy graves». Entre los piloto también había malestar. Hay caras nuevas, conductores que dominan el vehículo pero que no tienen experiencia en carreras ciclistas. El corredor eslovaco considera que la seguridad del ciclista es la prioridad.

«Las caídas son parte de este deporte. Pero ser atropellado por una moto de la organización de la carrera no es aceptable. Espero que este incidente sea el comienzo de una serie de cambios a la hora de organizar carreras», declaró. «Ni siquiera escuché a la moto llegar». Golpeado por la espalda, se le escapó el genio: golpes y patadas desesperadas, de frustración. Eso le costó una multa de casi 300 euros. «La pagaré pero es injusto». El sábado por la noche ya estaba claro que iba a dejar la carrera, por las heridas y por el enfado. Con este incidente, la Vuelta pierde talento, el de Sagan, y prestigio.

De todo lo sucedido el sábado y de la evolución de Boeckmans hablaban el domingo los ciclistas mientras iban a la salida de Torrevieja. Tuvieron tiempo para la charla. El atasco para entrar en la localidad fue tremendo. Hubo equipos que tuvieron que llamar a la policía para que les liberara del nudo de tráfico y llegar a Torrevieja con el tiempo justo para salir. Más cabrero. Mientras la ronda se metía en el Mediterráneo, los médicos avanzaban que Boeckmans está estable y con algo de fiebre, y que quizá este lunes puedan sacar ya sacarle del coma inducido. Un alivio en la Vuelta de todos los líos.

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