«La familia Ulises», un de los iconos del «TBO»
«La familia Ulises», un de los iconos del «TBO» - ABC

Cien años del «TBO»: un siglo de humor (no tan) blanco

La revista, referente de la historieta y el humor gráfica, celebra el centenario de su primer número con un libro antológico y una exposición

BARCELONA Actualizado: Guardar
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Su nombre, como diría Luis Alberto de Cuenca, era el de todos los tebeos; una palabra capaz de saltar del bullicio del quiosco al acomodo de la Real Academia Española y marcar época mientras trazaba una línea temporal que avanzó en paralelo a la historia de la ilustración y el humor gráfico made in Spain. Su nombre, claro, no podía ser otro que «TBO», hogar centenario de dibujantes e historietistas como Opisso, Coll, Muntañola, Tínez y Nit y referente sentimental firmemente anudado a las andanzas de la familia Ulises, las gestas de Josechu el Vasco o disparatados inventos como los melones cuadrados, el coche salta-vallas o el sombrero-jaula.

Portada del primero número de «TBO»
Portada del primero número de «TBO» - ABC

Más tarde vendrían las firmas de Nit, Coll y Benejam, las chifladuras del doctor Franz de Copenhague, la cima de los 300.000 ejemplares vendidos -o los 600.000 leídos, según proclamaba la propia cubierta de la revista en 1971- o «La familia Ulises», como fiel reflejo sociológico de una familia de clase de media, pero si por algo será recordado el «TBO» es por haberse convertido en epítome del humor blanco pese a que las risas nunca fueron del todo inocentes. «Al estar dirigida a un público familiar, también lo estaba a un público adulto, por lo que durante la Guerra Civil no era raro encontrar detalles sociales o tiras sobre los bombardeos en Barcelona», recuerda Guiral.

Después de la guerra, añade, incluso podían verse temas de la época como el estraperlo o el racionamiento, con viñetas de familias «repartiéndose migajas».

Con todo, ese humor blanco poco amigo de los problemas que se esfumó en cuanto la revista echó el cierre en 1988 es el que dará nombre a la exposición que el Salón del Cómic de Barcelona dedicará al «TBO» en su próxima edición, uno de los pocos actos de un centenario que corre el riesgo de quedar un tanto descafeinado. «El año pasado ofrecí una exposición bastante ambiciosa a varios museos, pero todos me dijeron que no les interesaba», lamenta Guiral.

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