J. R. R. Tolkien
J. R. R. Tolkien

125 años de Tolkien, el creador de la Tierra Media

El autor de «El Señor de los Anillos» y «El Hobbit» atrapó con su universo fantástico a generaciones de lectores

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John Ronald Reuel Tolkien, el escritor que atrapó a generaciones de lectores de todo el mundo con su Legendarium (así describió su mitología sobre la Tierra Media) nació tal día como hoy hace 125 años en Bloemfontein, Sudáfrica, en el seno de una familia británica. Una efeméride que no ha pasado desapercibida a sus legiones de fans. Si para la mayoría de los críticos modernos el mito es sinónimo de mentira o falsedad, para el autor de El Hobbit, «El Señor de los Anillos» y El Silmarillion es la única manera de que ciertas verdades trascendentes puedan expresarse de un modo tangible. Esa fantasía que parte de la realidad, que consigue que el lector se involucre en la narración y la asuma como verdadera, es la clave de bóveda de la obra de Tolkien, salpimentada por argumentos enraizados en la naturaleza humana: el eterno pulso entre el Bien y el Mal; la irresistible tentación de Poder; la amistad, lealtad e idealismo, y la elevación de seres humildes a la categoría de héroes.

A los tres años de edad, Tolkien se trasladó con su madre, Mabel, y su hermano a Inglaterra por motivos de salud. Su padre, Arthur, permaneció en Sudáfrica a cargo de la venta de piedras preciosas para el Banco de Inglaterra. Murió en 1896 de una fiebre reumática, por lo que Mabel, en una situación económica precaria, llevó a sus hijos a vivir con su propia familia a Sarehole, un pueblecito de las West Midlands cercano a Birmingham, «una especie de paraíso perdido», según el propio escritor. «Viví mis primeros años en la Comarca en una era premecánica», escribió. La gente de la campiña fue su modelo para los hobbits y para su particular visión del «inglesismo». «En verdad soy un hobbit, excepto por el tamaño. Me gustan los árboles, los jardines y las granjas sin máquinas, fumo en pipa, me gusta la comida sencilla y hasta me atrevo a usar chalecos adornados. Tengo predilección por las setas y un sentido del humor muy elemental; me acuesto y me levanto tarde, y no viajo mucho».

Luego vendría la conversión al catolicismo, la traumática muerte de su madre, la decisiva influencia de su tutor (el padre Francis Morgan), el difícil noviazgo con Edith, la Gran Guerra, el magisterio en Oxford… Pero pocos hitos de su vida le marcaron tanto como Sarehole, con su viejo molino y Moseley Bog, el bosque donde los árboles parecen seres con alma. Nadie allí está muy seguro de que las hayas enormes y barbadas no vayan a moverse.

Gondolin, por Alan Lee
Gondolin, por Alan Lee

Peter Jackson se vio ante el reto de su vida: llevar al cine un libro imposible, inabarcable, que podría suponer su consagración o su tumba, pues no sólo debía rendir cuentas a los productores, sino a la legión de fans que no perdonarían un ultraje al espíritu de la novela. Jackson apostó al todo o nada: rodó la trilogía de un tirón en Nueva Zelanda, puso el talento de cientos de artistas al servicio de la historia y dosificó las entregas. En 2001 se estrenó La Comunidad del Anillo, y resultó un éxito aplastante de crítica y público. La película ganó 4 Oscar y multiplicó hasta el infinito la «tolkienmanía» en todo el planeta: miles de personas que no habían oído hablar de la Tierra Media se lanzaron hacia su origen, la literatura. Con la tercera parte, El Retorno del Rey, llegó la apoteosis: 11 Oscar y más de 1.100 millones de dólares de recaudación. El director neozelandés haría años más tarde una nueva trilogía cinematográfica con El Hobbit.

Sin duda, el viejo profesor se quedaría estupefacto al comprobar el impacto mediático de sus criaturas literarias en esta era de la globalización. «Creo que no le gustaría», ha confesado su hijo Christopher, a quien los aficionados deben la corrección y publicación de El Silmarillion, la obra en la que su padre trabajó toda su vida, otras novelas (como Los hijos de Húrin) y la revelación de abundante material de archivo en las series Historia de la Tierra Media e Historia de El Señor de los Anillos.

Tolkien murió en Oxford, a los 81 años, el 2 de septiembre de 1973, 21 meses después que su amada Edith. En el cementerio de Wolvercote, en el norte de la ciudad, hay una sencilla lápida con la siguiente inscripción:

Edith Mary Tolkien

Lúthien

1889-1971

John Ronald Reuel Tolkien

Beren

1892-1973

Como la de Beren y Lúthien, protagonistas de una de las más bellas leyendas de El Silmarillion, la de John y Edith fue, al principio, una historia de amores prohibidos, de dolorosas separaciones. Destino parejo también el de Aragorn y Arwen, cuya peripecia se cuenta en El Señor de los Anillos. Pero aún en el momento de la muerte, Tolkien hace un guiño a la esperanza. «Con tristeza hemos de separarnos, mas no con desesperación», se despide Aragorn de su amada. «¡Mira! No estamos sujetos para siempre a los confines del mundo, y del otro lado hay algo más que recuerdos. ¡Adiós!».

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