El casco de la motonave está prácticamente reparado. :: L. R.
EL PUERTO

La reparación del Vapor se retrasa y ya no estará listo para el 19 de marzo

El Adriano III tiene que adaptarse a las nuevas medidas de seguridad y las primeras pruebas de flotabilidad ya no se harán el 28 de febrero

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El Vapor de El Puerto ya no tendrá su primera prueba de fuego el próximo 28 de febrero. La necesidad de adaptar la embarcación a la nueva normativa de seguridad y accesibilidad han provocado un retraso sobre la hoja de ruta presentada en noviembre y las pruebas de flotabilidad ya no tendrán lugar el Día de Andalucía. El Adriano III tiene que adaptarse para el acceso de discapacitados, además de disponer de un nuevo sistema contraincendios y otros detalles menores necesarios para pasar las inspecciones de Capitanía Marítima.

Además existe una dificultad añadida, ya que estos cambios han de ser compatibles con su naturaleza de Bien de Interés Cultural, que obliga a mantener su estética y su apariencia de catamarán de principios de siglo. El portavoz de Motonaves Adriano S.L., Carlos Jurado, señaló que aún no se pueden avanzar nuevas fechas orientativas sobre la reaparición del Vaporcito. Su regreso a las aguas de la Bahía está ahora a expensas de un nuevo calendario que diseñarán el ingeniero jefe y el armador, Manuel Ramos. En cualquier caso, lo que sí parece claro es que la embarcación no estará lista para el primer día grande de los fastos del Doce, el 19 de marzo tal y como fue anunciado por Ramos cuando hizo pública su adquisición de la sociedad limitada propietaria del Vapor. La intención era que la embarcación reapareciera y cubriera su primer trayecto El Puerto- Cádiz en esa fecha.

«Estamos haciendo lo imposible porque teníamos una gran ilusión por que ese día el Vaporcito hiciera su primer viaje. También a nivel político era importante, pero lo vemos complicado».

Entretanto, el Vaporcito continúa en el varadero de la avenida de la Bajamar, donde los carpinteros de ribera ya han culminado la reparación del casco, que sufrió la rotura que provocó su hundimiento en el muelle de Cádiz el pasado mes de agosto. El casco tiene también que pasar la inspección de seguridad. En cuanto a la arboladura, que quedó prácticamente destrozada por la presión del agua cuando la embarcación fue reflotada, su reconstrucción aún está pendiente.

Revisión pieza a pieza

«Está planificado, pero es lo de menos. Es un trabajo de carpintería. Lo complejo ha sido reparar todo el casco para superar las inspecciones, porque se mira todo con lupa».

Con respecto al motor, que fue extraído para su reparación a mediados de diciembre, sigue en el taller. Las piezas defectuosas se están sustituyendo por otras que se encuentren en perfecto estado. «Esto no tendría que suponer una demora, pero no sabemos qué cantidad de piezas se van a sustituir, porque todo tiene que pasar por los controles». Como detalle, Jurado señaló que la característica sirena que anuncia la salida del Vapor era activada por un voluminoso aparatado de unos noventa kilos de peso. Un generador autónomo que ahora puede ser reemplazado por un pequeño cable. «Queremos mantener toda la esencia de su antigüedad, pero hay cosas que ya no son viables. El barco llevaba muchos años navegando en el mar».

El Vapor hizo su último viaje el pasado 30 de agosto. El patrón perdió el control de la embarcación y el casco chocó contra la dársena del muelle de Cádiz sufriendo una rotura por donde comenzó a entrar agua. Un mes después, el 27 de septiembre, fue reflotado y trasladado al astillero de Navantia, donde permaneció dos meses hasta que el 28 de noviembre fue remolcado de regreso a El Puerto.