Jerez

Merced, patrona de Jerez

Brillante procesión que recorrió las calles principales del casco históricoLa alcaldesa renovó el Voto de la Ciudad en la Basílica en la eucaristía que cerró la novena

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Jerez, pueblo de tradiciones. Jerez, ciudad de encuentros rutinarios, poco aficionada a los cambios, a las novedades. La Merced es la dueña de septiembre, el colofón de las fiestas de la vendimia, el comienzo del otoño. Poco importa que sea la misma Merced que saliera hace pocos meses en su salida extraordinaria, cuando volvía sin apenas público por la calle Ancha para sorpresa de cuantos conformaban la procesión. No es relevante que esté coronada canónicamente, ni que su basílica esté abierta los 365 días del año. Jerez es de la Merced en septiembre, sin discusión, como ese hijo que solo recuerda a su madre cuando la necesita, y ésta la acoge con los brazos abiertos nada más llegar. La Merced y Jerez podrían escribir una nueva parábola del hijo pródigo, un nuevo testimonio de cómo una madre quiere a su hijo sin rencores, sin recelos. Jerez va a la patrona cuando quiere, no cuando la Merced la llama, pero eso parece ser suficiente para todos, porque cuando se produce el encuentro, Jerez se hace mercedaria, y la Merced se hace jerezana pese al color de su piel.

Ese milagro se produce gracias a unos religiosos de hábitos blancos, como blanca tienen el alma. Si los padres mercedarios no tuvieran su corazón puesto entre las manos de su patrona, posiblemente hace tiempo hubieran tirado la toalla. Pero ellos callan, y ofrecen. Sugieren, apuestan, elevan, suman. Son los dueños de la Merced, pero no se lo creen, y lo que es mejor, ni quieren creerlo. Parecen no ser conscientes de que en sus llaves está la decisión de que la Merced sea de todos o de nadie, o igual son tan conscientes que nadie que se acerque a la Basílica de la Merced encuentra nunca la puerta cerrada. Cada idea, cada sugerencia, cada propuesta, es aceptada de inmediato con una sonrisa, y con un compromiso. Hazlo, no esperes que lo hagamos nosotros. Haz lo que creas para que la patrona sea también tuya.

Y eso ocurrió, un año más, ayer en la procesión. Que Jerez se apropió de su patrona, que la hizo suya mientras que la felicidad asomaba a las caras de los padres mercedarios. Así se entiende que la patrona encarara la puerta de la Victoria y parara, sin prisas. Así se entiende que la Virgen de la Merced entrara en San Marcos como quien entra en su propia casa.

La Merced hace años que se ha convertido en la virgen de todos, en la madre de Jerez. No compite con nadie por ser mayor o menor devoción. No pelea, no se discute. La Merced es lo que es, la patrona, y con eso basta. Con un recorrido ya asentado, acorde con las necesidades de la procesión. Amplio para la primera parte de la misma, cuando las madres, los carritos de los bebes y los ancianos se asoman a la calle Porvera para ver el paso de la patrona, y coqueto, cofrade y escondido para la segunda parte, la que aglutina por San Marcos, Tornería o Rivero los momentos con más sabor de la salida procesional. Dos recorridos, dos velocidades. Una rápida, otra más asentada.

Las representaciones

Y porque la patrona es la Merced, goza de ciertos privilegios que otras procesiones no pueden siquiera soñar. El primero, el público que abarrota la Basílica durante toda la jornada. También las representaciones, con la alcaldesa renovando el Voto de la Ciudad cada 24 de septiembre y con el gobierno municipal en pleno, aunque aquí las galas no se entiendan como se entienden en otras ciudades no excesivamente lejanas.

También la presencia del obispo, junto con gran parte del clero diocesano, los miembros del consejo, todos con chaqué de gala, la delegación diocesana de hermandades y cofradías, donde extrañaba la ausencia del delegado aún convaleciente de una dolencia, la academia de San Dionisio, las hermandades... Y así un largo etcétera que nos hace llegar a la conclusión de que todos los estamentos sociales de la ciudad estuvieron ayer perfectamente representados en la procesión, que tuvo un colofón brillante cuando el reloj marcaba las diez de la noche, y en la puerta de la Basílica de la Merced Rafael Marín, actual secretario de la hermandad del Prendimiento, glosaba poéticamente la relación que ha tenido históricamente la ciudad con su patrona.

Una procesión brillante en la que una vez más se puso de manifiesto que Jerez necesita de tradiciones firmes para comprender la historia, que esta ciudad se aferra a sus raíces para poder mirar con optimismo el futuro. Una nueva demostración de que Dios y su madre, la Virgen de la Merced, siguen vigentes en la sociedad jerezana pese a la durísima época que nos está tocando vivir en la actualidad. Un ejemplo de procesión, y una bendición de patrona.