Jerez

Sin papeles por no cotizar un día

Ceain advierte del drama que supone para los inmigrantes buscar un empleo y conservarlo; La asociación explica en unas jornadas las barreras laborales del extranjero y reclama la implicación de todos los estamentos

JEREZ. Actualizado: Guardar
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La sociedad vive más o menos de cerca el drama que sufre el inmigrante para hacerse un hueco en ella, pero en muchas ocasiones el desconocimiento es total sobre el verdadero viacrucis que atraviesan estas personas para poder establecerse en un país lejano, que supuestamente les ofrecerá más oportunidades que su tierra. De todos los obstáculos con los que se encuentran los extranjeros, la búsqueda de empleo se ha convertido en el principal caballo de batalla y el reto fundamental a batir, no sólo por mera cuestión económica sino también porque supondrá la puerta hacia la legalidad.

Sin embargo, cualquier tropiezo en este sentido puede resultar fatal, pues al inmigrante no le basta con conseguir un trabajo y empezar a cotizar, sino que ha de mantenerlo y un sólo día en el que sea dado de baja en la Seguridad Social puede propiciar la vuelta a la condición de 'sin papeles'. Así lo explicaron ayer desde la asociación Ceain, en unas jornadas llevadas a cabo en la Asociación de la Prensa de Jerez en la que facilitaron los datos de un informe titulado 'Barreras para el empleo de la población inmigrante'.

Ana Solís, técnico de orientación laboral del colectivo, contó que la primera traba a la hora de conseguir un puesto de trabajo es que se olvida, en la mayoría de los casos, que la persona en cuestión no parte de cero en materia de empleo sino que tiene a sus espaldas una formación y un bagaje en determinada profesión, que desafortunadamente no se tiene en cuenta cuando aterriza en territorio extraño.

Para ilustrarlo, aludió al ejemplo de una mujer ucraniana, ingeniera con 15 años de experiencia, que al llegar a Jerez tuvo que emplearse como interna en una casa y, aunque en un principio luchó por ello, las dificultades impidieron que pudiera retomar su profesión. No obstante, decidió emprender otra vía y estudió un ciclo formativo de peluquería, tras lo que logró que la contrataran y pudo abrirse camino en ese oficio.

«Este es un ejemplo que acaba bien -subrayó la experta-, pero muchas veces no resulta así». Otros de los problemas con los que se topan estas personas son barreras como el idioma, la cultura o las costumbres, que muchas veces suponen un escollo a la hora de adaptarse a la búsqueda de empleo. «La situación administrativa tampoco puede pasarse por alto, porque muchos de ellos tienen miedo a ser expulsados y son conscientes de que están corriendo un riesgo, lo que lleva a la economía sumergida. Ellos están ahí, pero en realidad son invisibles».

La preparación académica de estos ciudadanos no suele estar homologada, y en términos de autoempleo las posibilidades de triunfar son aún más remotas. «El resultado es gente infrautilizada y estancada en nichos por debajo de sus posibilidades», se lamenta Solís. Según los datos que facilitó, a fecha del pasado mes de septiembre eran 1.024 personas extranjeras las registradas como demandantes de empleo en Jerez, 775 de las cuales estaban paradas. En la otra cara de la moneda, en ese mes se cerraron 255 nuevos contratos, aunque la precariedad de la mayoría es más que evidente.

Ante esta perspectiva, desde Ceain hacen un llamamiento para que todos los organismos y colectivos sociales se conciencien de los problemas de este núcleo poblacional y puedan facilitar su integración. Para ello, entre otras cosas, conviene desterrar tópicos como eso de que los inmigrantes llegan a una ciudad para quitarle el trabajo a sus residentes, cuando la realidad es que se encuentran con el triple de dificultades para acceder a cualquier puesto.