CALLE PORVERA

¿Partidas o seguidas?

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Hablamos de vacaciones, de ese maravilloso periodo del año en el que uno cobra a pesar de no dar un palo al agua, de estar tirado sobre la arena de la playa, el verde de la piscina o desparramado sobre el sofá de casa con la melena al viento del aire acondicionado. Cada uno tiene su paraíso.

A todos se nos ilumina el rostro y nos sudan los colmillos cuando se acercan tan soñados días, pero el mundo del trabajador se divide en dos grandes colectivos: ¿Partidas o seguidas? Es decir, aquellos que deciden o acatan disfrutar todos y cada uno de los días de vacaciones de manera consecutiva; y por otro lado, los que prefieren o no les queda más remedio que afrontar su periodo vacacional en dos tiempos.

Existen tantas teorías al respecto y tantos defensores y detractores de ambas fórmulas que a mí me cuesta mucho decantarme hacia cualquier lado de la balanza aunque debo reconocer que desde hace varios años las pillo partidas. En mi caso, casi que es obligado. Bueno, más bien lo hacemos un poco por compañerismo, pues ese es otro de los factores a tener en cuenta. Si todos los trabajadores se las quieren coger en los meses de verano, puede que no sea posible repartir julio, agosto y septiembre. Por tanto, para que nadie se quede con lo mejor, se divide y... Un poquito bueno y un poquito malo para cada uno.

Sí tengo que reconocer que lo que peor llevo es el periodo intervacacional. Da igual que sean días, semanas o meses. Siempre va a ser malo, eterno, soporífero, difícil de soportar hasta para las morales más duras. De hecho, me encuentro a escasas 24 horas de entrar en mi paraíso y no veo el momento en que se haga realidad. Ya no recuerdo los primeros quince días de ¿descanso?, por lo que espero que ahora sí pueda sentir lo que es disfrutar de las vacaciones.