MAJESTUOSO. La obra de Víctor Ochoa se ha convertido ya en un símbolo de la ciudad.
Jerez

Una fuerza de la mitología enclavada en Jerez

La rotonda del Minotauro es un cruce de caminos donde cientos de vidas se entrelazan en mitad de un caos de tráfico

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Estamos ante una zona de la ciudad que ha sido renovada, presidida por un gran Minotauro cargado de fuerza que cada día contagia de vitalidad a las muchas personas que pasan y a los vecinos que levantan sus persianas desde esos edificios redondeados. Un mito o una leyenda en medio del gran tráfico de coches que también dan curvas sin parar. La moderna rotonda del Minotauro está cargada de círculos. Se podría comparar con un corazón que palpita a todas horas. Y por eso destacan las aristas anguladas de los pisos que culminan Madre de Dios, en la calle Cartuja.

Justo en los bajos de los bloques que están en Cartuja encontramos a Estefanía Pantoja con su coqueta oficina de viajes. Conoce bien el oficio periodístico porque lo vive muy de cerca, comenta con cierta complicidad. Lleva ya algunos años sacando a muchos jerezanos de sus casas. «Cruceros que han estado muy de moda, pero también turismo nacional. Ahora hay que preparar el día de los enamorados, un motivo más para salir de viaje», subraya. No se para en la agencia, y cualquier motivo puede ser considerado como un argumento para las maletas. «La zona no es mala para un negocio como este. Es un lugar de mucho paso y por tanto de muchos posibles clientes», concluye.

A la salida de la agencia está el pequeño kiosco de cupones de Josefa Diosdado. Lleva unos tres años mirando de frente al Minotauro. «Mucho tráfico, hijo. Muchos coches, mucha locura, muchos mareos», comenta la señora. De pronto aparece una clienta que tiene la deferencia de preguntar justo por los números que no tiene Josefa ¿Casualidad o ganas de chinchar? Vaya usted a saber. Se decantó por seis boletos que le llamaron la atención y siguió Minotauro arriba.

Precaución

Es todo un poco alocado. Un torbellino de actividad y de ruidos. La rotonda se ha convertido en uno de los nudos importantes del tráfico de la ciudad. Además, está el trasiego continuo de muchos jerezanos que se unen a los visitantes y viajeros que llegan en tren o autobús a Jerez. Los hermanos Díaz saben muy bien del tráfico de gente que pasa cada día por su bar de Santa Ana VI. «Lo alquilamos a quien ha ido montado los restantes santaanas». Esteban, Domingo y Jesús llevan bastantes años dando de desayunar a muchas personas. «La verdad es que tenemos un tomate muy bueno para las tostadas», comenta Esteban. Santa Ana también vende la simpatía a raudales a los clientes que vienen y van por este cruce de caminos.

Sigue el incesante paso de personas por la ancha acera. Cada uno con sus asuntos. Un señor parece ir a la cercana clínica dental que tiene Miguel Ángel Agarrado a tenor de la cara de dolor que lleva. Una mujer muy arreglada intenta abrirse paso con su carrito de la compra entre la marea de coches. Busca el Supercor de la parte opuesta, donde habita ese edificio semicircular tan característico que da los buenos días al Minotauro.

Todavía, en la zona de Cartuja, está el negocio de Inmaculada Menacho. Ofrece desde unos enormes escaparates de cristal todo tipo de modas y complementos. A Catalina Garrucho, por su parte, le ha venido bien que acudiéramos a su tienda para denunciar públicamente los problemas que padece. «No os lo podéis imaginar, esto está lleno de gente rara. Ya te digo que muchas veces entra alguien y hay que estar a la expectativa, porque la gente es una caja de sorpresa. Por ejemplo, te puedo comentar que hay grupos de rumanos que entran directamente a ver qué se pueden llevarse de la tienda. Ya han intentado robarme varias veces. La verdad es que la zona podría ser muy buena, quizá sea la influencia de las estaciones de tren y autobuses. A mi me da igual, pero me molesta mucho que vengan a eso a robar o a hacer el mal. Un día, uno entró e intentó propasarse conmigo. Fue muy desagradable. Y después ya sabes la Policía, que está más pendiente de ver si encuentra a algún cliente que haya parado un momento para entrar en la tienda y de esta forma multarlo, que de velar por nuestra seguridad», afirma indignada.

Oriente

A la espalda del Minotauro, en la zona baja del edificio Colón, que es otro de los edificios curvos de la zona, está Feng Shui. Se trata del restaurante asiático que desde noviembre se instaló en Jerez. El establecimiento es una idea del matrimonio José Carlos de Siloniz y Alicia Urribari, junto a Luis Shi. La decoración del local es muy llamativa. Fuentes de agua que se deslizan, pasillos abiertos, escaleras que bajan al comedor y lámparas con motivos orientales. Parece que Bruce Lee va a salir en cualquier momento a romper cualquier mesa de un golpe maestro, pero no. De la cocina sólo salen comidas no habituales para los occidentales pero que tienen ese encanto exótico de lo oriental. Álvaro Estudillo está al frente de las mesas, asesorando a los comensales. Es un chico de la tierra y conocedor de la extensa carta que podemos encontrar en Feng Shui. «En estos países orientales, se trata de comer muchas cosas y disfrutar de la comida que generalmente es colectiva», comenta. Qué a nadie se le ocurra pedir un rollito de primavera o un pollo con salsa de almendras. Feng Shui no es un chino. Hakao de langostino o una dorada al vapor de jengibre son algunas de las propuestas. También está el Teppanyaki. Se trata de una mesa especial donde el chef sale a cocinar los platos delante de los comensales. «Es un poco de espectáculo», comenta el maître.

El Minotauro sigue entre la oscuridad dominando la situación. Apoyado sobre una pierna, Víctor Ochoa logró hacer uno de los grandes monumentos que en la actualidad hay en Jerez. El Minotauro ha perdido su particular lucha con Teseo en el laberinto. Sin embargo, su fuerza interior, el movimiento cargado de vigor que contagia a las gentes que cruzan su vida con la zona, seguirá siempre patente en nuestra ciudad. Un enclave reformado hace poco tiempo y que ya empieza a ser una imagen clásica del Jerez del siglo XXI.