Seis hayedos espectaculares (y poco conocidos) para gozar el otoño

Luces tamizadas, ramas teñidas de tonos cobrizos y amarillentos, perfume de tierra mojada por la lluvia... Ha llegado el momento de asombrarse en bosques inconfundibles donde ejemplares de buen porte marcan el sendero por hayedos que no necesitan entrar en la lista de los más conocidos o visitados, pero que, como aquellos, visten sus mejores galas para celebrar el mejor momento del otoño.

1

La Grevolosa, Barcelona

Es uno de los hayedos más admirados durante el año porque sus longevas hayas -algunas superan los 300 años- tienen hasta 40 metros y hacen que sea uno de los bosques mejor conservados de Cataluña. Sin embargo, es en otoño cuando enciende sus colores que apasionan a todo aquel que lo transita en la sierra de Llancers. Su denominación proviene del grèvol o acebo en catalán, arbusto o arbolillo que abunda a su alrededor junto a robles, encinas, arces y avellanos.

Dónde: En San Pedro de Torelló, entre los kilómetros 23 y 24 de la carretera GIV-5273 parte la ruta al molino harinero Molí de Bracons.

2

Valvanera, La Rioja

Toma denominación de la patrona riojana que se guarda en el monasterio de Nuestra Señora de Valvanera, en la sierra de la Demanda. La senda comienza junto al monasterio en busca de los tonos rojizos y amarillos del cercano bosque, donde hay hayas, robles y fresnos.

Dónde: Por la carretera LR-113 hasta Anguiano y en sus inmediaciones desviarse por la LR-435 hacia el monasterio. Una senda balizada marca la ruta de 4,5 kilómetros junto al río Valvanera y bonitos ejemplares de hayas cubiertas con el amarillear de sus hojas.

3

La Pedrosa, Segovia

En altitud, sobre los 1.500 metros, en la ladera norte de la sierra de Ayllón, es más conocido como el hayedo de Riofrío o de Riaza, pueblo cercano de pintoresca plaza mayor y meta al final de la ruta donde comer un cordero asado. Conocido por ser uno de los hayedos más meridionales con sus ejemplares centenarios cubiertos de musgo y líquenes. Desde el mirador del puerto de la Quesera hay una vista magnífica del hayedo.

Dónde: Desde Riaza por la carretera SG-112 en dirección al puerto de la Quesera, donde se aparca para descender después hasta el hayedo y recorrer sus diversos senderos.

4

Las Burbonas, Álava

En el puerto de Altube, al suroeste del parque natural de Gorbeia (con un centro de visitantes en Sarria-Álava y otro en Areatza-Vizcaya), se sitúa un extenso hayedo conocido popularmente como el hayedo de Altube. Robles y abedules otoñando añaden contraste al colorido de las hayas mientras el discurrir del río Bayas ameniza el paseo entre viejas hayas, algunas trasmochas por haber sido podadas para obtener carbón.

Dónde: El itinerario tiene su punto de inicio junto a la Casa del Parque alavesa, a la que se llega por la N-622, y comienza ascendiendo por pista entre coníferas hasta encontrar la senda Altube que se dirige hacia Las Burbonas recorriendo el magnífico hayedo en 13 km.

5

Monasterio de Hermo, Asturias

Uno de más espectaculares hayedos de la vertiente cantábrica se encuentra en el parque natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias. Después de pasar por el pueblo de Monasterio de Hermo hay que seguir por carretera hacia sus brañas, un bucólico rincón de arquitectura popular gracias a las cabañas ganaderas de piedra de tejados vegetales desde donde abarcar el bonito cromatismo del hayedo. Junto a unas antiguas instalaciones mineras se halla la senda hacia las Fuentes del Narcea y la vega del Palo. Cuando hayas y serbales dejen de acompañar los pasos será el delicado amarillo de los abedules otoñales el compañero de ruta hasta los roquedos donde las vistas del valle del Narcea y la sierra de Degaña resultan impresionantes.

Dónde: La CN-9 después de pasar por el pueblo de Monasterio de Hermo, continúa hacia las brañas y las antiguas instalaciones mineras.

6

Hayedo de Tejera Negra, Guadalajara

Es la estrella del parque natural de la Sierra Norte de Guadalajara y presume de hallarse entre los más meridionales del continente. Un llamativo bosque primario de longevos ejemplares de haya que tapiza dos valles, a cada cual más atractivo por el ambiente otoñal que junto a las hayas crean los robles y abedules frente al verde intenso que mantienen los pinos silvestres, tejos y acebos. Solo la Senda del Robledal, de las dos balizadas que posee, no requiere una reserva previa de aparcamiento y se inicia junto al Centro de Intepretación. Mientras que esa reserva es imprescindible para seguir la Senda de Carretas en https://hayedotejeranegra.castillalamancha.es.

Dónde: En las inmediaciones de Cantalojas, localidad a la que se accede por la CM-1006. Valverde de los Arroyos está a 40 minutos en coche. Y Ayllón, ya en Segovia, a media hora.