Cinco lugares que desaparecen al subir la marea

Escenarios donde el paisaje cambia dependiendo de la hora a la que los visitemos

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  1. Manjuyod, en Filipinas

    En la región Negros Oriental de Filipinas se encuentra una impresionante playa de arena blanca donde unas sencillas vivienda construidas sobre postes de madera se convierten en islas cuando sube la marea. Estas construcciones son una de las atracciones de la zona y hasta ellas se puede acceder en barco desde Capinahan.

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  2. Paso del Gois, Francia

    El Paso del Gois es una carretera de algo más de cuatro kilómetros situada en la Bahía de Bourgneuf y une la Isla de Noirmoutier con el continente. Se caracteriza porque este paso queda anegado por el mar según la marea. El paso es practicable durante unas horas coincidiendo con la marea baja quedando inundado dos veces al día por la pleamar. La altura del agua que cubre la carretera con la marea alta varía entre los 1,30 y los 4 metros.

    Desde 1971, el Puente de Noirmoutier, que une la isla con el continente, es una alternativa al Paso del Gois.

  3. Monte Saint-Michel, en Francia

    El Monte Saint Michel, en el estuario del río Couesnon, en la región francesa de Normandía, es uno de los ejemplos más claros de lo que puede hacer la crecida del mar. Esta pequeña isla rocosa, una de las joyas turísticas del país galo, ha permanecido durante siglos aislada por vía terrestre por las espectaculares mareas de la bahía que llegan a superar, dos veces al día, los 14 metros de altura.

    Durante siglos únicamente era accesible por vía terrestre en los momentos de marea baja y por vía marítima cuando la marea era alta. Actualmente se puede acceder a la abadía en todo momento gracias a la carretera que lleva a los pies de la roca.

    El Monte Saint Michel fue declarado monumento histórico en 1862 y figura desde 1979 en la lista del patrimonio de la humanidad de la Unesco.

  4. Playa de Las Catedrales, en Lugo (Galicia)

    La playa de Las Catedrales, -el nombre turístico de la playa de Aguas Santas- en el municipio gallego de Ribadeo en la costa de Lugo, es conocida por la semejanza de sus acantilados con bellas catedrales. Cuando baja la marea la playa invita a pasear bajo los arcos de más de treinta metros de altura, grutas de decenas de metros y pasillos de arena entre impresionantes acantilados.

    Al subir la marea, el arenal se reduce y el agua cubre las «catedrales» dando a la playa un aspecto totalmente diferente y también majestuoso.

    La playa de Las Catedrales está considerada Monumento Natural por la consejería de Medio Ambiente de la Junta de Galicia.

  5. Puente del Tercio en Valmayor (Madrid)

    En este caso no se trata de las mareas sino de la falta de lluvias que ha provocado el descenso de las aguas del pantano de Valmayor dejando al descubierto el puente del Tercio, del siglo XVIII y que mandó construir Carlos III para hacer una ruta más corta camino de El Escorial. El puente, que salvaba lo que entonces era un arroyo, estuvo en uso hasta 1972, año en el que quedó sumergido por el embalse de Valmayor.

    Lo normal es que el puente se encuentre sumergido, -en su totalidad o en parte- bajo las aguas del pantano, de 755 hectáreas, pero la escasez de lluvia de este invierno ha hecho que se quedara completamente visible y sea fácil pasear por él.

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