Nino Redruello: el mundo de la lata

Pocos casos se conocen de familias donde cuatro generaciones hayan vivido el amor por la gastronomía con la misma intensidad. Nino Redruello , cocinero y gestor de los restaurantes del Grupo la Ancha junto a su hermano Santiago, sostiene que lo más importante ha sido mantener la identidad del sello familiar . El empresario destaca la relevancia de la tradición y lo emocional y afirma que los cambios es mejor introducirlos poco a poco.

Con vasto recorrido dentro del negocio culinario, el chef entiende que hay que trabajar como el primer día, y que hay que marcar la diferencia no solo a la hora de presentar un plato sino también el servicio de sala. Para Redruello la alta cocina se trata de brindar la mejor experiencia posible al cliente y, según él, esto es una conjunción de cosas que se engloban en el concepto que uno propone.

El martes 29 de enero, el cocinero imparte un taller denominado «El mundo en una lata». Según ha comentado a ABC, alrededor de 60 personas harán una degustación de cinco elaboraciones con productos de conserva. «Voy a abrir latas de anchoas, berberecho, sardinas y bonito en aceite, y con esos productos voy a hacer platos que se suelen servir con productos más frescos», comenta. Se trabajará con productos que llevan 150 años haciéndose en conserva .

De perfil sencillo, Redruello señala que si bien cada uno de sus restaurantes tiene vida propia, todos comparten una misma esencia y es el buen trato y la profesionalidad basada en el conocimiento de haber compartido espacio con los mejores: Luis Irízar, Juan Mari Arzak, Salvador Gallego, Hilario Arbelaitz, Martin Berasategui, Ferran Adrià . También en el extranjero en plazas como Londres e Italia.

En una vuelta de tuerca más, el cocinero dirige también el restaurante Tatel, sociedad de Rafa Nadal, Pau Gasol y Enrique Iglesias entre otros. Su proyecto en Madrid y Barcelona junto a Patxi Zumárraga - Fismuler- se centra en productos naturales y materia prima sana y del entorno. A sus 40 años, Redruello sigue apostando por hacer más, aunque el día siga teniendo solo 24 horas.