Diez secretos de Viena que te descubrirán otra ciudad

Guía imprescindible de la capital de Austria, con todo lo que no te puedes perder y con detalles poco conocidos

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  1. Un café escondido en la terraza del Palacio de Justicia

    En el número 11 de Schmerlingplatz. Este edificio de estilo neorenacentista de 1881 constituye uno de los tesoros arquitectónicos más escondidos de la ciudad. Destaca, sobre todo, por su salón central con una imponente escalera, y por la extraordinaria vista que ofrece el Justizcafe desde su terraza superior. Una panorámica que abarca desde los Bosques de Viena hasta el Hofburg. Un café cuesta 3,50 euros y se sirve también un menú clásico de «schnitzel» con ensalada y patatas por 12,50 euros. El lugar no es un coto exclusivo de abogados y procuradores y su acceso es libre para cualquier persona, pero conviene avisar que existe un estricto control de seguridad en su entrada. Aunque dura unos minutos, merece la pena la espera. De 7 a 16.30 horas.

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  2. Ópera casi gratis en Viena

    La Opera de Viena es, sin duda, uno de los destinos más atractivos de Viena. Todo el mundo sabe que atrae a miles de melómanos, pues su oferta diaria cambia más de trescientas veces al año, pero lo que la gente puede pensar es que las entradas para entrar en este lugar emblemático de la Ringstrasse son caras e inalcanzables para muchas personas. En el caso de la Opera no es así, pues existen entradas a la venta para verla de pie entre 3 y 4 euros y existen 570 lugares en el edificio destinados para esta función. Este precio contrasta con los 150-200 euros que pueden costar las entradas delanteras o las del palco central que ocupaba el emperador Francisco José. El único problema para adquirir estas entradas más económicas -una por persona- es que se ponen a la venta una hora antes del inicio de la representación y que hay que guardar con paciencia una larga cola antes de que abra la taquilla. De pie o sentados, porque ya en el interior sólo se puede permanecer de pie y a veces puede resultar agotador pensando, por ejemplo, en alguna de las célebres y largas obras de Richard Wagner. También es bueno conocer que existen visitas guiadas en español (7,50 euros, de lunes a domingo) por este edificio de 1869, que solo una vez fue gravemente dañado cuando una bomba cayó en su interior en 1945. Diez años después, la ópera volvió a abrir sus puertas incorporando las nuevas tecnologías de la época a su espacio, y, por último, en 1991 se realizó una nueva reforma para modernizarlo definitivamente. www.wiener-staatsoper.at

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  3. Un original tour con polaroid

    Una manera muy original de descubrir Viena es participando en un «pola walk». Dos jóvenes austriacos, Gilbert Lechner y Thomas Preyer, inventaron en 2013 este recorrido con las clásicas cámaras «Polaroid» que hicieron furor en los años setenta del pasado siglo para mostrar de una manera más creativa la ciudad imperial. Organizan tours con grupos de seis personas durante dos horas. Los turistas pueden elegir entre un recorrido más clásico (49 euros) a otro en torno al Prater y a un tercero más abierto con una de estas cámaras que pueden disparar 20 fotos. Tras el tour los participantes reciben una caja con las ocho mejores fotos de la excursión. Thomas Preyer asegura que es una propuesta muy dirigida a los jóvenes, de hecho el barrio de los graffitis es el más solicitado en Viena, y de momento han conseguido «exportar» su idea a Polonia. Inf: www.polawalk.com

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  4. Cena a la austriaca en el Ayuntamiento

    El Ayuntamiento de Viena, fue construido entre 1871 y 1873, y es uno de los edificios más bellos de la Ringstrasse, la principal y majestuosa avenida de Viena que ha cumplido 150 años en 2015. Su estilo neogótico le da una particular elegancia. Es obra del arquitecto Friedrich von Schmidt y sus líneas armoniosas recuerdan a la Grand Place de Bruselas. En su exterior sobresalen sus cinco esbeltas torres, especialmente, la central, con más de 100 metros de altura y coronada por la figura del Rathausman, un caballero con estandarte «vigilante» de la ciudad, ya convertido en todo un símbolo para los vieneses, y en el interior, además de su elegante salón de ceremonias, sorprenden sus sótanos donde se encuentra un restaurante que propone especialidades gastronómicas de la gastronomía vienesa y actuaciones de música con canciones y bailes típicos de la región del Danubio y la de los lagos (Salzkammergut), y algún guiño concreto a «Sonrisas y Lágrimas» (el famoso «Edelweiss» que cantaba Christopher Plummer en el famoso filme se entona cada noche) . Las cenas del «Austrian Dinner Show» se celebran en el popular Salón Grinziger Keller, pero más romántico es su coqueto Salón Ziehrer. Más íntimo y seductor. Inf: www.wien.info/es/

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  5. Dos estatuas de Sissi

    Parque, rosaleda, jardín botánico... El Volksgarten («Jardín del Pueblo») es uno de los más clásicos parques de la capital austriaca. Tan clásico que alberga en su interior el Templo de Teseo (1820) con su bello grupo escultórico del dios griego Teseo y el Minotauro, pero lo más visitado del parque se encuentra en un coqueto jardín donde destaca la estatua más importante que Viena ha dedicado a la emperatriz Isabel de Baviera, popularmente conocida como Sissi. Después de una gran polémica que se alargó cuatro años, fue erigida por Friedrich Ohmann en 1907 en presencia del emperador Francisco José, nueve años después del asesinato de la emperatriz en Ginebra. El conjunto de mármol destaca por altura (2,50 metros). En Viena sólo existe otra estatua de Sissi, de menor valor histórico, en el interior de la estación Westbahnhof.

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  6. La mejor vista panorámica de Viena

    Desde el lujoso Hotel Sofitel , diseñado por el arquitecto francés Jean Nouvel en uno de los barrios más «trendy» de la ciudad: Leopoldstat. El elegante restaurante Loft está situado en el piso 18 de este edificio próximo al canal del Danubio y propone una cocina exquisita, aunque solo por disfrutar la panorámica de 360 grados de la ciudad vale la pena reservar una mesa para desayunar, comer o cenar, a ser posible junto al ventanal acristalado y disfrutando de los colores vivos de su techo pintado por la artista suiza Pipilotti Rist. Durante la noche la vista desde esta azotea resulta todavía más asombrosa. Los precios de los menús oscilan entre 300 euros para el almuerzo a 90 euros eligiendo en la carta. El restaurante (Praterstrasse, 1) ha sido también premiado por sus vinos. En Praterstrasse, 1. Inf: www.dasloftwien.at

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  7. Sol y marcha en las playas vienesas

    A muy pocos minutos del casco antiguo de Viena, a lo largo del canal del Danubio, los restaurantes y bares de moda se multiplican cada año ofreciendo playas de arena (en verano), música, cócteles frescos y una comida deliciosa para sentirse casi casi como en el Mediterráneo. Hay una variada oferta en la capital austriaca, pero los más populares son el Motto am Fluss, en el muelle del Twin City Liner del que parten los barcos con rumbo a Bratislava (75minutos), uno de los centros neurálgicos del verano vienés con su terraza siempre abarrotada; el Strandbar Herrman, abierto en 2005, funciona entre abril y septiembre con más de seiscientas toneladas de arena, decenas de hamacas, espacio para practicar la petanca y el brunch de fin de semana. El Badeschiff es ya otro clásico como «barco- piscina» al aire libre (abierto de 8 a 20 horas), con restaurante y conciertos en directo; en la orilla opuesta del Canal del Danubio, hay tres buenas opciones: Adria Wien, especializado en comida tailandesa callejera y pistas de petanca en la playa; Wiener Schültzenhaus, con su magnifica terraza para tomar el sol de la tarde y Tel Aviv Beach, con propuestas de cocina israelí,cócteles y música de Djs.

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  8. Arquitectura a la última en la Universidad

    Un grupo de famosos arquitectos de todo el mundo, entre los que se encuentran dos españoles (Eduardo Arroyo y Carme Pinós), han diseñado el nuevo campus de la Universidad de Economía de Viena, formado por seis edificios, que se ha convertido en un nuevo destino de interés arquitectónico en la capital austriaca. El complejo casi costó 500 millones de euros, después de unas obras que se alargaron tres años y medio, y ahora está ocupado por 25.000 estudiantes y 1.500 trabajadores. Lo más llamativo de este nuevo hito arquitectónico, levantado junto al Prater, es el edificio de la biblioteca, que simula una gran nave con tintes galácticos y futuristas y un interior donde impera la funcionalidad. Fue diseñado por Zada Hadid, la famosa arquitecta angloiraquí que ya había renovado la primera planta del Hotel Puerta América en Madrid y había construido el Pabellón Puente de la Exposición Internacional 2008 de Zaragoza, entre otras muchas obras por todo el mundo. Carme Pinós dirigió el proyecto del edificio departamental D4 y Eduardo Arroyo diseñó la «Executive Academy». La superficie de todo el conjunto es mayor que la de doce campos de fútbol: 35.000 m² construidos, y 55.000 m² de espacios abiertos y de acceso público. Más Información: En el Centro de Arquitectura que ofrece visitas de dos horas por el campus (essl@azw.at )

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  9. Calaveras, tejados y bodas en el Museo de Historia Natural

    El Museo de Historia Natural, enclavado en Maria-Theresien-Platz, es uno de los edificios más vistosos de la Ringstrasse de Viena y alberga una de las mayores colecciones de naturaleza del mundo. Esta magnífica colección, fundada por el emperador Francisco Esteban de Lorena hace 250 años, comprende ya más de 25 millones de objetos. Antes de entrar en contacto con dinosaurios, minerales, cientos de animales, algunos ya extinguidos, y su pieza estrella, la Venus de Willendorf, se puede disfrutar de su escalera imperial; de la cámara de las calaveras del departamento de antropología, con cientos de cráneos de la época antigua; de la doble cúpula de sonido del museo subiendo hasta su elevado balcón y allí arriba, de los tejados de Viena con una extraordinaria panorámica de la ciudad. El precio de la entrada al museo es 10 euros y con la subida a los tejados hay que pagar 4,50 euros más. El museo ofrece también la posibilidad de concertar cenas en sus bellos salones interiores que trasladan al visitante al siglo XIX, galas festivas, conciertos, conferencias de prensa, subastas, y, como no, bodas espléndidas. Inf: http://www.nhm-wien.ac.at/

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  10. El Escorial vienés

    Una visita muy recomendable a las afueras de Viena es el monasterio de Klosterneuburg. Se trata de uno de los centros espirituales más famosos de Austria y cuenta en su complejo con la bodega de vino más antigua del país que ofrece catas a los visitantes. El convento fundado por Leopoldo III acaba de cumplir 900 años y fue desde siempre la residencia de los Babenberger y los Habsburger, pero alcanzó su máximo esplendor con el emperador Carlos VI (1685 – 1740), quien estuvo a punto de ser Rey de España tras la muerte de Carlos II El Hechizado. Carlos VI tomó como modelo el Monasterio de El Escorial español y dio al edificio un toque barroco que se puede admirar en su fantástica Sala Terrena que hoy sirve como punto de partida en las visitas guiadas del convento. En su interior sorprenden los tesoros artísticos que se han conservado como su famoso «Altar de Verdun», la obra de arte de este género mejor conservada de la Edad Media, o el Birrete Archiducal, la «corona sagrada» de Austria, que se expone de forma permanente en la nueva Cámara del Tesoro, donde también se contemplan los legendarios velos de Agnes, valiosas vestiduras litúrgicas, relicarios y los utensilios de marfil que utilizaba San Leopoldo para escribir. Se puede llegar a este magnífico monumento en transporte público (en la línea de metro U4 hasta la estación Heiligenstadt y después tomando el autobús 239). Precio entrada: 10 euros (9 euros con la Vienna Card). Inf: www.stift-klosterneuburg.at

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