La sierra de la España vacía en la que vivió y se inspiró Gustavo Adolfo Bécquer

Un recorrido por la sierra del Moncayo, en Zaragoza y Soria, para conmemorar los 150 años de la muerte del escritor, en diciembre de 1870

La sierra del Moncayo vista desde Trasmoz, en Zaragoza Mario Maganto

Mar Ramírez

Con la vista puesta en la mayor cumbre del Sistema Ibérico llegó Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) hasta las faldas del Moncayo . Su figura montañera la convirtió en literaria el primer año, a mediados del siglo XIX, que pasó allí pero que motivó muchas estancias posteriores. Fue fuente de inspiración en su obra, y no solo sus paisajes –retratados en la obra pictórica de su hermano Valeriano, que le acompañaba–, sino también el costumbrismo de las tradiciones locales.

Monasterio de Veruela Fabián Simón

Monasterio de Veruela

Un lugar con especial significado para el poeta es el monasterio de Veruela , Zaragoza. A los pies del Moncayo se construyó el primer monasterio cisterciense de Aragón . Corría el siglo XII y la austeridad que promulgaba la orden religiosa mediante el trabajo y la oración, lejos de la ostentación de los estamentos eclesiásticos, inspiró un templo de líneas góticas puras donde sobresale la iglesia por sus dimensiones catedralicias y el claustro por su bella geometría.

Ya no lo habitaban los monjes cistercienses cuando llegaron los hermanos Bécquer en busca de aires puros –los del somontano del Moncayo– que curaran la tuberculosis del poeta. Espacios monásticos como la Sala Capitular, donde se tomaban las grandes decisiones de la comunidad religiosa, inspiraron la obra Cartas desde mi celda.

Después de visitar las celdas que habitaron los hermanos prácticamente intactas desde su estancia, frente al monasterio, en la Cruz de Bécquer o Cruz Negra –así se conoce el monumento donde el poeta, entre álamos, se sentaba a esperar el correo de la capital– iniciamos senda para llegar hasta Litago. Siguiendo los mismos caminos rurales que inspiraron al poeta, a lo largo de 7,5 km, un paseo con vistas al majestuoso Moncayo y sus laderas tapizadas de pinares y hayedos como el de Fuente de la Teja.

Yacimiento de La Oruña

Apenas recorrido un kilómetro surge una desviación que bien merece la pena por asomarse a uno de los vestigios más ancestrales de la zona, el yacimiento celtíbero de La Oruña. Desde el asentamiento de hace 2.150 años tenemos una excelente perspectiva del monasterio de Veruela. El trazado celtíbero aún conserva las huellas de su acrópolis en la zona central, la muralla que lo protegía, una fundición y un alfar, además de su necrópolis. En el Centro de Interpretación La Oruña podemos contemplar la reconstrucción de una vivienda celtíbera.

Castillo de Trasmoz Fabián Simón

Al descender la ruta alcanza el pueblo de Trasmoz , villa con afamado castillo donde moran leyendas de brujas y aquelarres que inspiraron algunas de las Rimas y Leyendas del escritor romántico y de cuya presencia queda un monumento en pleno casco urbano. Tanto influyeron las creencias populares en el autor que hay un museo dedicado a Las Brujas de Bécquer cerca del castillo. En el pueblo también queda la única vivienda que se conoce donde habitó el escritor, actualmente cerrada al público.

La senda sin apenas dificultad y con buenas vistas alcanza Litago , un pueblo también vinculado a la poesía gracias a la presencia del escritor y por las inspiradoras vistas que se disfrutan del Moncayo.

Si la vista coincide con el primer sábado de julio conviene llegar hasta Lituénigo , pueblo de viejos oficios, algunos de los cuales reaparecen en la feria de los Oficios Perdidos, cuando los vecinos se visten con la ropa de campo tradicional de comienzos del pasado siglo y se rememoran viejos oficios como la siega o la esquila.

Entre los conjuntos urbanos más vistosos al piedemonte del Moncayo se levanta Añón de Moncayo con su castillo y casas nobles e incluso con parte de su recinto amurallado aún visible. Su Centro de Interpretación de la Naturaleza es ideal para conocer las sendas que recorren los bosques y alcanzan la cumbre del Moncayo.

San Juan de Duero, en Soria

Pueblos sorianos

Las leyendas becquerianas continúan en la vertiente soriana del Moncayo, desde la Cueva de Ágreda , el mejor punto para iniciar el ascenso a la cumbre, siguiendo las indicaciones del sendero de gran recorrido GR 86. Ágreda es la villa de las tres culturas, con extraordinarias huellas medievales como la Virgen de la Peña y San Miguel.

En Noviercas vivió con su mujer, Casta Esteban, y con sus tres hijos (los dos mayores nacieron allí). A final de 2019 se abrió rehabilitada la casa que ocuparon. Mientras, Almenar nos sorprende con su soberbio castillo de doble recinto amurallado que inspiró alguna de las leyendas becquerianas.

A las puertas de Soria, el monasterio de San Juan de Duero y la simetría de su claustro, una joya del románico español, motivan parada y una última lectura a la leyenda de El Monte de las Ánimas, antes de seguir la huella del poeta en la ciudad de Soria que, por sí sola, motiva viaje exclusivo a estas tierras castellanas.

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