Plasencia, ciudad de historia y cerezos

Situada en plena Ruta de la Plata, a la puerta del Valle del Jerte y junto al de Alagón, limítrofe con las sierras de San Bernabé y Tormantos y muy próxima a Las Hurdes y la Sierra de Gata, Plasencia es el gran cruce de caminos del norte de Extremadura. Esa importancia estratégica se refleja en su historia, que ha dejado como testimonio unas magníficas murallas y un rico casco histórico.

Fue fundada en 1186 por Alfonso VIII «Ut placeat Deo et hominibus» («para que plazca a Dios y a los hombres»), según reza su lema, y fortificada poco después. Aunque su alcázar fue tristemente derruido en 1940, aún conserva intactas sus murallas –atravesadas por ocho puertas –, su acueducto del siglo XVI y un trazado medieval perfectamente conservado y que se fue enriqueciendo con el paso de los siglos.

Presididas por las dos catedrales de la ciudad, sus calles angostas están sembradas de casas señoriales adornadas de escudos heráldicos, como la del Deán (siglo XVII) o la de las Argollas, donde se celebró el matrimonio entre Juana la Beltraneja y Alfonso V de Portugal; de palacios, como el de Monroy (siglo XIV), con su portada gótica, el del Marqués de Mirabel o el Municipal; de iglesias y conventos. Además, Plasencia pertenece a la Red de Juderías de España y cuenta con el centro de interpretación de las ciudades medievales Torre Lucía.

Pero no es sólo un casco histórico monumental, sino que está lleno de vida, de locales en los que pararse a disfrutar de unas tapas que mezclan los productos más tradicionales del norte extremeño con ideas innovadoras.

Plasencia también es una ciudad verde. O verde y rosada en primavera, cuando los cerezos del Jerte tiñen los alrededores. A las más de cien rutas senderistas que se pueden realizar por sus alrededores, en torno al monte Valcorchero (declarado paisaje protegido por la Junta de Extremadura) se unen sus cuatro grandes parques urbanos en torno al río Jerte: Los Pinos, El Cachón, La Isla y La Coronación. Esta abundancia de espacios verdes hace que en el entorno de la ciudad puedan practicarse el piragüismo, el senderismo, los paseos en bici o la natación en el Jerte.

Y a estas calles tampoco les falta vida cultural, más allá de lo monumental. En agosto y septiembre llegan dos muy recomendables citas musicales: el Festival Internacional Plasencia Folk (uno de los mejores de España en su género) y Mayorga Rock. Y hace pocos días que terminó la segunda edición de «Centrifugados», un encuentro de escritores y editores independientes de España y Latinoamérica.

Lo que hay que ver

Catedral Vieja (siglo XIII), románica y con un claustro de inspiración cisterciense.

Catedral Nueva (siglo XVI). Dos magníficas fachadas renacentistas, un retablo mayor con esculturas de Gregorio Fernández y uno de los coros más bellos de España.

Palacio del Marqués de Mirabel (siglo XV). Patio neoclásico y museo dedicado a la caza.

Palacio Municipal (siglo XVI), que preside la Plaza Mayor. Torre con reloj adornado por la figura del "Abuelo Mayorga"

Murallas (siglo XII), en perfecto estado de conservación.